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Las cosas de W&CC así como de ALMAYARA.

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domingo, mayo 20, 2012

Vergüenza. Dos niños a guantazo limpio


Nos compunge que dos niños de nuestro club acabasen a guantazos antes de comenzar su participación en el Trofeo de Yudo Fiestas de San Fernando. No acabamos de comprender estos estallidos de violencia en yudocas tan pequeños y apreciamos una creciente vehemencia en el comportamiento de nuestros alumnos cuando llegan a las clases de yudo (delante de los propios padres y antes de comenzar las mismas). Este bochornoso episodio al que nos referimos, ocurrido ayer sábado en San Fernando del Jarama (¡perdón, del Henares! …en qué estaría pensando) es el segundo en apenas unas semanas. El pasado 21 de abril en Mejorada del Campo ya tuvimos una escena similar con dos bandas rojas (niños de 8 y 9 años de edad), que nos llenó de vergüenza y pesar. Ahora le ha llegado el turno a dos bandas verdes (6 y 7 años).

Nos parece gravísimo y muy contrario al objetivo que perseguimos con este tipo de encuentros de neto carácter socializante. Apelamos al buen juicio de los padres a que reflexionen sobre este asunto. No vamos a consentir que niños de mano larga participen en ninguna de nuestras actividades mancillando nuestro quehacer o dejando en duda que nos sentimos educadores antes que ninguna otra cosa. Por eso, comentarios como ‘máquina de matar’ como los que hemos podido leer refiriéndose a alguno de nuestros yudocas de cortísima edad nos parecen un verdadero disparate. Y creemos que acaban pudiendo estar relacionados con este tipo de escenas en las que dos yudocas de nuestro mismo colectivo se comportan como dos bestias enfrentadas antes que como dos compañeros con el mismo interés deportivo. Creemos que  nuestros yudocas siempre han sido conocidos, no por sus logros, tampoco por sus hazañas, sino antes por su educación dentro y fuera del tatami. ¿Van a venir ahora cuatro niñatos mal educados a tirar por tierra la labor de lustros que llevamos haciendo? ¿Van a venir cuatro padres inmaduros a desprestigiar a todo un colectivo asentado sobre las bases del deporte y los fundamentos del yudo? Mientras a quien esto firma le quede una brizna de sus ya mermadas fuerzas, estén seguro de que no. Nuestra puerta siempre estuvo abierta para entrar y también para salir. El que no se encuentre a gusto o no encaje con nuestro ideario se puede marchar libremente y en cualquier momento. Seguramente encajarán de maravilla en otros ámbitos en los que se potencia (o cuando menos consiente) el desprecio al rival, la marrullería, la brusquedad, como constato con bochorno sucede a nuestro alrededor en nuestros días. Nosotros debemos ser unos románticos, unos locos… qué sé yo. Pero vamos a seguir apostando por transmitir valores como los que nos han llegado desde que el yudo lo fundó Yigoro Kano y habló del mutuo beneficio, por ejemplo. Un yudoca, como nosotros lo entendemos, es un deportista de una pasta muy especial. Sabemos cómo transformar niños (y niñas) indolentes, agresivos, abúlicos, sobreprotegidos, coléricos, timoratos, vagos, obesos, inapetentes, miedosos, chulos, escandalosos, cursis, acomplejados... en yudocas de una pieza. Sí, si quieren repito la lista porque estoy empezando a llamar a las cosas por su nombre y no con eufemismos como 'déficit de atención', 'hiperactividad' (TDAH), 'hiperquinesia' o 'disfunción mínima cerebral'. O es que se creen que los profesores de yudo no nos damos cuenta de que nos "apuntan" a la gran mayoría de los torpes, porque el yudo es educativo, y los cachas y sanos se van a deportes en los que podrán destacar y ganarse muy bien la vida. No nos importa, antes bien nos llena de orgullo y da sentido a nuestro posicionamiento humano y social. Lo nuestro es vocacional (pero de verdad). Lo que pasa es que hasta la fecha (y van décadas de ejercicio profesional) se contaba con la complicidad de la gran mayoría de los padres y cuando no era así, el niño se iba a tomar por… ¡zanjada la cuestión!; a otro lugar en el que encajaba mejor. Y no voy a dar nombres ni pistas porque aunque a uno se le calienta el teclado todavía sabe quedarse al otro lado de la raya; aunque muy frecuentemente la pise (y vaya si nos hacen pagar por ello).

A los que se hayan sentido ofendidos por estas palabras, dos cositas. La primera que lo siento y que no pretendo con ellas mancillar, zaherir o ridiculizar a nadie, sino una reacción y un respeto (un beneficio mutuo). La segunda, enhorabuena. Si alguien al leer mis palabras se ofende es a su vez por dos causas, a mi entender. O bien porque no tengo razón o bien porque (en el supuesto de que la tuviera) aún puede reaccionar. Llámeme ‘joputa’ si quiere, estoy acostumbrado y tengo en tanto aprecio a mi madre que no me hace mella (ni a ella). Descargue su ira contra mí como yo he hecho en este blog. Pero, por amor a lo que tengan por más sagrado, reflexionen que hablo de nuestros hijos, de nuestra juventud y, por tanto, del futuro de todo este invento ¡Toño! ...digo ¡Logroño!

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editado por...Wladi Martín @ domingo, mayo 20, 2012
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viernes, mayo 18, 2012

Algunos motivos que pudiera tener un profesor de yudo para practicarse el sepuku


Cuando llega el invierno hace frío, cuando llega el verano hace calor. Así es ha sido y será si no nos cargamos la casa de todos. Pero, cuando hace frío porque hace frío y cuando hace calor porque hace calor oigo quejas; las mismas quejas.

Empiezo a tener colmado mi término municipal. ¿Colmatado’ dicen los políticos. La gota que colme el vaso no sé cuál será, pero espero estar atento para no acabar haciéndome el jara-kiri; ¡perdón, el sepuku! Suelo ser recepcionista de quejas y lamentos y a mí me enseñaron a no mostrar debilidad. Lo llevo mal. Llevo mal eso de ver cómo criamos débiles e ignorantes a nuestros jóvenes. La protección de las madres la abolía yo por decreto ley. ¡Ay si llegase a ministro! Qué poco iba a durar; menos que el Corcuera.

A veces le doy la vuelta al Yigoro Kano que preside nuestro humilde tatami. Que no vea mi ineptitud para transmitir el rico legado que él sí que supo hacernos llegar.

Una niña sale sofocada de la clase. Es raro. La madre me dice que hace calor. Escucho queja en sus palabras. Yo no sé arreglar el aparato de aire acondicionado que no funciona desde hace un año en nuestra sala. Tampoco sé que pinta esa niña de 7 años en la clase de ‘bandas naranjas’ (niños de 4 y 5 años… ¡6 todo lo más!) De eso no hay queja. Sólo de que se suda cuando el ‘profe’ (y el calor) aprietan. O cuando sale un niño sofocado. Ya me pasó en un colegio de judíos de la Moraleja. Me sentí un nazi.

Desde la Federación me envían un mensaje que indica que no se acepta mi candidatura a la Asamblea General en la que se votará el nuevo (¿nuevo?) presidente. Jamás estuve en una de esas Asambleas. Ahora entiendo por qué. Me dicen escuetamente que “no se incluye nombre del club”. Lo veo natural. Hemos puesto un nombre tan raro al club que cualquiera da con ello. Eso sí, llevo pagando cuotas de club o clubes en dicha Federación desde hace unos treinta años. Como para seguirme la pista. Natural.

Voy a explicar en una clase de yudo recreativo el grupo de contra-ataques sin soltar agarre. Le pido a mi uke que realice, sobre mí, kosi-guruma. El muchacho obtuvo el cinturón negro el verano pasado y argumenta que él “por nombres…” Le empujo y subiendo el tono de voz le conmino a que haga kosi-guruma y se deje de tonterías. El muchacho hace memoria y acaba por hacer algo parecido a una mezcla de jaraigosi y taiotosi. ¡Te cagas! Vuelvo a virar la foto de Yigoro Kano antes de que abra más los ojos y se le vayan a descolgar las córneas.

Llego al edificio en que tenemos la sala de yudo y veo un periódico encima de un poyete. Faltan veinte minutos para las cinco de la tarde. Acabo mis clases, recojo y al salir de la sala de yudo veo el suelo lleno de papeles por todas partes. Son jirones del periódico que alguien quiso utilizar y no sabía cómo. Parece que estoy en una cuadra. Por allí pasaron varias docenas de niños majísimos y de esmerados padres y madres (de esos mismos niños). Tampoco debían saber cómo se usa un periódico (ni una papelera que tenemos al lado). Mi mujer que, ella sí, es el estricto espíritu del ceder para vencer, sin decir una palabra ni hacer caso a mis lamentos, recoge el desaguisado. Mañana no habrá rastro. ¿No habrá rastro de qué?

Estamos educando a los niños y yo creía que no lo hacía mal. Cuando se sabe es cuando dejan de serlo. Uno de los monitores de nuestro club me confiesa que imparte las clases sin ponerse el yudogui. No le da tiempo. ¡Mala educación! Y me hecho yo la culpa, cuidado.

Plantado en la puerta, con la clase comenzada, atiendo a padres de los niños que acaban de salir de la clase anterior. Por delante mía consiguen pasar mozalbetes sin pedir permiso… sin siquiera saludar. Al comenzar la clase eran siete. Cuando por fin atiendo a los padres encuentro 13 saltando como cabras y, por supuesto, sin seguir las indicaciones que había dado para realizar el calentamiento. Soy un pésimo profesor y peor educador aún.

Iba a poner una katana en la sala de yudo. Me he arrepentido. Conozco el ritual del sepuku.

Estoy a punto de perder el honor y preferiría antes perder la vida; esa misma vida que llevo entregada a mi sorda labor de enseñar yudo de transmitir sus valores, de formar yudocas (algo más que simples deportistas).

El padre del niño más pusilánime suele ser el que te viene a pedir explicaciones de por qué no se le ha entregado la circular para participar en tal o cual actividad. Me suelo armar de la poca paciencia que me queda para explicar mis criterios. Acabo rechinando dientes y con ganas de preguntar si quiere que le devuelva todo el dinero que no han pagado por las muchas horas que empleo en excederme de mi trabajo en mi tiempo libre, precisamente para atender a ese niño pusilánime, al otro hiperactivo, al otro tímido, al otro agresivo y al otro o la otra y el otro y la otra.

Todavía a estas alturas del curso tengo algún que otro chiquitín que no quiere pasar a la clase de yudo. Se abrazan a la pierna de la mamá y estallan en una fenomenal rabieta. Son momentos en que comprendes lo elástico y relativo que es el paso del tiempo. Son escenas de apenas cinco minutos que te llevan más esfuerzo atravesar que un día sin luz eléctrica recluido en tu casa. Pero es que estamos a final de curso ¡coño! Y ya se cansa uno. Es injusto ¿no? Pero todavía alguna madre del niño o niña con rabieta te pregunta ‘¡qué es lo que ha pasado!’ Como si hubiera indicios de que hubieras abusado del menor o qué sé yo. No se dan cuenta de que acaban de volver de un Puente y de que tienen a los niños muy mimados. No recuerdan que te los llevan para ver si tú eres capaz de espabilarlos; de hacer de ellos gente sana y fuerte.

Está de moda que los niños acudan a clase de yudo con accesorios. Unos llevan pañuelitos escondidos en el yudogui. Otros un dosificador de medicina para el asma. Otros una botellita de agua de la que chupan cual si fuera una ubre, en cuanto te descuidas. Y eso en clases de 45 minutos en pleno mes de febrero, por ejemplo. Cuidado no se vayan a deshidratar. Todos los días se secan varias docenas de niños en los doyos de nuestro país.

Lo que no todos los niños llevan son las chanclas que recomendamos y con las que evitarían papilomas, hongos y otras porquerías que tanto aterran a sus mamás. Jamás en mis 35 años de profesor de yudo había tenido en uno de mis tatamis semejantes cochinadas. Ahora aseguran que sí.

Llegamos a un tema que últimamente me tiene punto más que preocupado. Estoy desubicado. Ahora que tenemos a nuestro alcance el potente comunicador que supone Internet no consigo hacer llegar con eficacia y claridad mi mensaje a mi receptor. Tenemos blog, tenemos listado de e-mail de muchos de nuestros alumnos, estamos en cuatro de las más extendidas redes sociales. Y todavía seguimos entregando circulares por el viejo método de fotocopiar una carta y entregar en mano a cada niño. Añadiré que uno se ha metido cinco años de licenciatura precisamente en Ciencias de la Información. Pues como si le echas margaritas a los cerdos. Algunos son capaces de venirte (en el cambio clases, ¡cómo no!) a preguntarte, papel en mano cada una de las cuestiones que se resuelven en el papelito de los cojones. Por cierto, ahora que pasamos de los 200 alumnos, estamos en unos 35 euros de gasto medio mensual en fotocopias.

El colmo en este sentido es el tema del plazo de entrega de la autorización, que cómo se comprenderá viene a ser la inscripción. Así escribas un verso satánico hay quien pasa la vista por ese apartado como el ciego del Lazarillo, pero con menos atención. Es inútil poner un plazo, fijar un día de cierre. Es inútil ¡Soy inútil! Menos mal que la katana no la llevé al doyo. Seguirá metida en el alto de algún armario.

Luego está la dificultad de registrar el nombre del alumno, claro. Como si el ‘profe’ conociera la firma de cada papá y mamá de los alumnos que tiene.

Así que, ya digo, no me extraña que en la Federación me hayan echado para atrás mi candidatura por no haber consignado el nombre del club que presido y cuyas tres primeras letras coinciden con las tres primeras letras de mi nombre. Casualidades. También tendría que decir que la Federación, al menos conmigo, no gasta 30 euros al mes en fotocopias, porque no me ha proporcionado modelo alguno para que yo solicitara el derecho a ser elegible. De manera que no sabía lo importante que era consignar el nombre del club ni dónde hacerlo.

Pero todo esto son menudencias. Hablamos ahora de otras causas de sepuku.

Pongámonos a fabular. Se imaginan un colegio en el que el profesor de yudo lo paga el Ayuntamiento (o no le paga pero dice que le paga) y que se supone que las clases son pues gratuitas, pero que la AMPA cobra por cada uno de esos mismos niños. Se imaginan un Ayuntamiento que ofrece a otro colegio clases de yudo gratuitas y obliga a un club deportivo a poner el monitor y a pagarlo, cuando además ni siquiera facilita el tatami, sino que es el propio club el que lo cede.

Son fábulas verdad. Pues así van a quedar, que no me siento ni Samaniego ni Esopo, sino más bien Kafka y me huelo que también escribiendo se puede uno hacer el jara-kiri. De momento, me encuentro en tal estado como si me hubiera metido un disparo en todo el juanete. ¡Seré ‘bobón’!

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editado por...Wladi Martín @ viernes, mayo 18, 2012
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domingo, mayo 13, 2012

La saliva de Don Manuel Vicent


Estaba escribiendo una crónica para uno de mis blogs y me he tropezado con la columna de Manuel Vicent, La saliva, uno de mis favoritos como columnista. No he podido rechazar su invitación a reflexionar, con su sencillo a la par que feroz estilo. Me he dicho que mientras siga habiendo tipos como el Sr. Vicent escribiendo lo que escriben y como lo escriben merece seguir teniendo algo de esperanza aunque sea rodeada de nubarrones.

También me ha gustado que recuerde que no es la primera vez que este país anda a la deriva merced a la codicia e impericia de sus timoneles y de cuantos tienen acceso a apretar uno de los botones de mando. Y siempre, hasta ahora, se consiguió salir adelante parcheando las arcas para que otra generación de sátrapas venga poco después a saquearlas con más o menos impunidad (casi siempre más que menos).

Por cierto que el Sr. Vicent también tiene prosa fluida y obra escrita. Yo sólo me he leído León de los ojos verdes.  Pero es que además, tuve la inmensa fortuna de leer algunos de sus capítulos sentado en la terraza del Voramar y en algunos de los rincones que retrata con impecable estilo el castellonense en dicha novela. Una auténtica gozada. Gracias Don Manuel.

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editado por...Wladi Martín @ domingo, mayo 13, 2012
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Malditos bananeros. ¡Hay que matar al chivo!


“- Mi opinión sobre intelectuales y literatos siempre ha sido mala – volvió a decir-. En el escalafón, por orden de méritos, en primer lugar, los militares. Cumplen, intrigan poco, no quitan tiempo. Después los campesinos. En los bateyes * y bohíos * *, en los centrales, está la gente sana, trabajadora y con honor de este país. Después, funcionarios, empresarios, comerciantes. Literatos e intelectuales, los últimos. Después de los curas, incluso”.

Palabras puestas en boca del dictador Trujillo por el Nobel Vargas Llosa en La Fiesta del Chivo. Una auténtica perla. Por cierto que en las páginas de cortesía, tras la dedicatoria, en el libro que me estoy leyendo, se puede leer:

“El pueblo celebra
con gran entusiasmo
la Fiesta del Chivo
el treinta de mayo”

Mataron al Chivo
Merengue dominicano.

Pues resulta que antes del treinta de mayo, que ya está cerquita, tenemos el 15 M, todavía más próximo, que es Fiesta de San Isidro. Y puede que también tengamos ganas de matar el chivo y no precisamente en honor del Santo Patrón de los madriles ¿No sé si de matar al chivo? Pero, ¡de acabar con el cabrón…!

Decía Freud aquello de matar al padre. (Un símil). Yo, en momentos de cierta lucidez, cada vez más escasos, recuerdo que tengo que tratar de matar más frecuente al cabrón que llevo dentro. (Otro). A veces se me rebela (el cabrón que llevo dentro, digo). Hilando por ahí, espero que en una de éstas el cabrón del padre-Estado acabe matando al cabrón del hijo-obrero de una santa vez (ya que va de santos y de fiestas). Así, muertos, o en términos freudianos liberados de tal condición -y espero que sin tener que abrazar la de siervo o esclavo-, tal vez -y digo tal vez- empecemos de nuevo el edificio que hoy día se tambalea ante la ceguera e ineptitud de los arquitectos responsables. (La alusión al ladrillo ha sido fácil, lo reconozco; es que he dormido poco).

Yo que (también) fui joven, aunque el siglo pasado, sigo apostando para éste, por la juventud. Por la juventud de este siglo y por los que son jóvenes ahora que el siglo también lo es. Trato a diario con jóvenes y también me decepcionan a diario. Va en mi trabajo. Pero por mucha decepción que aún tenga la capacidad de albergar no me seca la inagotable fuente de esperanza en nuestra juventud que todavía mana en mi interior regando mis jardines de ilusión y esperanza. No les hemos educado para enfrentarse a lo que está sucediendo, sino todo lo contrario. Aún así, van reaccionando, se van ahuecando los casquitos y escuchando unos a otros. Van retirando la vista del chat para ponerla en los mensajes que se hacen pasar por las redes que manejan a las mil maravillas. Son como la medicina homeopática, lenta pero más eficaz y sin tanta química. Al principio parece que no hace nada y, más adelante, hasta parece que empeora la cosa. Pero acaba siendo más eficaz y resolutiva. En ellos está mi apuesta, que ya no tengo edad para matar al chivo (y bien que quisiera) ¡"Ditos" bananeros de mierda!

* Bateye. Vivienda para trabajadores de empresas azucareras en Cuba y República Dominicana
** Bohío. (Voz de las Antillas). Cabaña de América, hecha de madera y ramas, cañas o pajas y sin más respiradero que la puerta.

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editado por...Wladi Martín @ domingo, mayo 13, 2012
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viernes, mayo 04, 2012

¿Cualquier camino es bueno si no sabes dónde vas?


Releo por ahí un pasaje de Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll. Me digo: esta es una de las mejores explicaciones de la situación de España (¿y de Europa? ¿y de Occidente?).

“- ¿Quieres decirme el camino que debo tomar para salir de aquí?

- Eso depende mucho del lugar al que quieras ir, dijo el gato.

- Poco me preocupa a dónde ir, dijo Alicia.

- Entonces, poco importa el camino que tomes, replicó el gato.”

¿A dónde coños nos llevarás, gato? ¡Hijo de perra!
¿Es que nos vas a sacar del país de las maravillas o es que, acaso, nos llevas volando al país de nunca jamás? Que nuestra ceguera no nos impida seguir leyendo… ¿Qué otra cosa queda? ¿Qué otro refugio? Se me ocurren algunos pero me los callo que andarán ya pensando en meterles mano también. ¡Viva el conejo de Alicia! (aunque vaya corriendo tras él) ¡Viva Peter Pan! Aunque se haya comprado un nuevo Iphone y de primero se llame Perceval. Viva Berlanga que se quedó en boy-scout intentando hacer crítica ácida (batido de fresa con sirope al lado de nuestra cruda realidad).

Mañana será otro día… ¡peor!

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editado por...Wladi Martín @ viernes, mayo 04, 2012
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martes, mayo 01, 2012

1 de Mayo. Convicción y filosofía




Me van faltando las fuerzas. Ya no tengo energía como antes (¿derrochaba?). Sólo he adquirido una especia de resistencia que yo llamaría sorda; por no decir muda. Ya no grito al hablar, por más que clame al cielo, que se suele decir. Procuro que no se me marque la vena del cuello al manifestar airado cualquier tipo de agravio. Hay que cuidar la tensión, que en mi caso suele estar por las nubes… como muchos ciudadanos con los que convivo. Tanta más información, tanta más intoxicación; como en los alimentos. ¿Por qué se iba a librar la comunicación (la verdad) si un yogur ya no se te pone pocho fuera de la nevera?


Me van faltando las fuerzas. Ya no tengo energía como antes (¿derrochaba?). Sólo he adquirido una especia de resistencia que yo llamaría sorda; por no decir muda. Ya no grito al hablar, por más que clame al cielo, que se suele decir. Procuro que no se me marque la vena del cuello al manifestar airado cualquier tipo de agravio. Hay que cuidar la tensión, que en mi caso suele estar por las nubes… como muchos ciudadanos con los que convivo. Tanta más información, tanta más intoxicación; como en los alimentos. ¿Por qué se iba a librar la comunicación si un yogur ya no se te pone pocho fuera de la nevera?


De mis años de estudiante de periodismo (de mis muchos años) aprendí algunas cosas. No las que se suponen -a escribir correctamente, a saber comunicar, a saber informar- que eso ya lo sabía. Más bien me mataron el deseo de escribir, o, al menos, me lo encarcelaron durante muchos años; llegué a pensar que era cadena perpetua. Aprendí a leer más que a escribir. Me enseñaron que hay que leer entre líneas. Me enseñaron que unos escriben lo que quieren que se lea y, sobre todo, tapan, escamotean, lo que no quieren que se lea. 


Me enseñaron lo que es la ‘agenda setting’ término hoy en día inútil pues todos los telediarios, por ejemplo, dan las mismas noticias. Hasta la del parto de niños siameses o el ladrón al que detiene con una escoba la china del local que asaltaba la repiten en todos y cada uno de los informativos televisivos.


Hoy día a los sindicatos se les ataca. Se ataca a los sindicatos para que se odie a los sindicalistas. Todos, en mayor o menor medida hemos picado. Nos escriben que se trata de una especie de casta de aprovechados, que viene ‘explotar’ de algún modo al propio trabajador como lo hace la propia empresa salvaje. Y la mayoría lee que son unos golfos que predican una cosa y, en cambio, se enriquecen gracias a oscuros pactos con el sistema y los que lo hacen posible. 

La Puerta del Sol poco antes de que llegase la marcha desde Neptuno (ver reloj)
 Algo de razón pudiera haber en todo eso. Incluso puede que el porcentaje de sindicalistas golfetes, trinquetes, vagos y mantenidos sea alto. Ud. que está leyendo esto conoce a un par de ellos. 

La Puerta del Sol poco después de que llegase la marcha cuando empezó a llover (ver reloj)
También está en la mente de todos algún concejalucho o pliticastro que trinca, que empezó con una mano delante y otra detrás y que, ahora, está fuera de cacho, sin mérito ni merecimiento, más allá de los conseguidos en pasillos y pasamanos.


Otro caso del que ahora no se habla (¡¿mucho!?) es el de la policía. Siempre ha habido en ese cuerpo del orden público brutos, trincones, corruptos, abusones y gentes de escasa conciencia por no decir algo peor. Pero hasta los más próximos al anarquismo (como quien esto firma), ruega que haya cerca un policía si se ve en un verdadero apuro en plena calle a altas horas de la madrugada.

Quizás por ahí vayan los tiros y nunca mejor dicho. Si, hoy por hoy, en tiempos de revolución larvada y crisis de sistema, la policía no debe desaparecer ¿por qué iban a desaparecer los sindicatos? Pues está muy claro por qué.


¿Es que acaso los partidos políticos deben desaparecer por la cantidad de delincuentes que cobijan en su seno? Más aún, ¿es que tenemos que acabar con esta democracia que tanto ha costado conseguir porque unos pocos se empeñan en no mejorarla? 

La pelea es otra, me parece a mí. El ataque más grave, siendo brutal todo el que se está perpetrando contra el ciudadano medio, es el que se embosca en el futuro. Se ataca a la Educación que es el futuro de toda nación, de todo pueblo; y ya no digo país, porque este país se ha ido a la mierda. Sólo queda que nos salvemos como nación, como pueblo de gente orgullosa y trabajadora que siempre habitó esta puta y puteada piel de toro. Por eso ese ataque que ahora se ejecuta está calculado como una carga de profundidad. Y les va a estallar en la cara a nuestros hijos y a los hijos de estos. Un ejemplo: ¿qué pasa con los abogados que tendrían que licenciarse este año? Pues pasa que no serán abogados ni podrán colegiarse hasta que no cursen un ‘master’, un post-grado o como lo quieran llamar. ¿Y quién coño se puede permitir pagar un ‘master’? Pues eso, el que tenga la pasta. ¡Maldito parné!

José Ricardo Martínez, líder de UGT Madrid
Si consiguen narcotizar a nuestra juventud es que no ha valido para nada todo esto. Si no somos capaces de transmitir y ellos de entender que en este país hubo una guerra cainita, superada (quizás), pero no olvidada, es que podemos caer en los mismos errores. ¡Qué horror!

Hoy más que nunca es tiempo de convicciones, de ética y de filósofos. De filósofos como los que callan los grandes grupos editoriales o como los que domestican esos mismos grandes grupos. Pero también de filósofos como los que tenemos a nuestro lado en ralos parajes de desidia y molicie, camuflados como simples hombres y mujeres que van a lo suyo, cuando en realidad se comprometen con lo de todos. He conocido gente íntegra en la política, en el mundo sindical, en el mundo empresarial …y, también, en la policía. Son pocos y la chusma les suele tapar como la maraña tapa algunas raras flores de nuestra flora. Es fácil distinguirlos por su equilibrio, por su convicción y por saber enmendar sus propios errores, que, por supuesto, cometen.

Javier López, CCOO Madrid
Búsquese un filósofo. Procure seguir su ejemplo. Haga de sus convicciones su camino en esta vida y no coja atajos. No llevan a ninguna parte. Y no se haga el jara-kiri (sepuku)cuando vea una mácula en su filósofo; no todos son Séneca y, sin embargo, nadie quiere acabar con la filosofía. ¿Nadie?


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editado por...Wladi Martín @ martes, mayo 01, 2012
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