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Las cosas de W&CC así como de ALMAYARA.

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domingo, agosto 22, 2021

Personas abeja y personas mosca

 Hay muchas clases de personas. Hubo un tiempo en que predominaban, entre otras, las personas abeja y las personas hormiga. Ambas eran muy comunes. Unas eran muy importantes para todos los demás; las personas abeja. Otras, en cambio, eran muy molestas; las personas mosca. No tenían grandes propiedades y aportaban poco; parece que iban a lo suyo.


Las personas abeja eran muy laboriosas y, aunque parecía que también iban a lo suyo, estaban muy organizadas y resultaban beneficiosas para todos. Aparentaban gozar con lo que hacían, no se salían de su rol. Pero, sobre todo, gozaban de la belleza de la Naturaleza. Siempre iban, volando y picando de flor en flor. Era su principal sustento y, por tanto, su ocupación. A cambio de su labor daban ciertos frutos muy apreciados por las demás personas. También favorecían indirectamente que proliferasen otros frutos. Algunos de estos productos que conseguían con su actividad contenían propiedades muy apreciadas y misteriosos elementos muy favorables para los demás.


En cambio, las personas mosca, aunque también sabían volar, buscaban su alimento en la basura e incluso en la heces y detritos de otros seres. Parecían gozar en la mierda, con perdón. Solían ir en tropel a todas partes. Aparentemente, no iban juntas por defenderse, sino por una especia de falta de lo que pudiera llamarse personalidad. Eran lo que se conoce como una plaga y eso que hace años no eran tantas. Ya decimos que en cantidad las personas abeja eran casi las mismas que las personas mosca. Pero, por el crecimiento de la basuras y la cada vez menor existencia de flores, las personas mosca se fueron desarrollando. Cada vez había más. Nunca les faltaba el sustento que encontraban en las basuras que otros producían.


Llegó un momento en que se pensó en la conveniencia de que existieran basuras en algunos lugares localizados para mantener ocupadas a esas molestas personas. Se pensaba que esconder las crecientes basuras alejaría a las personas mosca y las tendría entretenidas. En parte, así fue. Pero el aumento de inmundicias y restos pasó a ser un problema, para todos menos para las personas mosca. Cada vez había más personas ocupadas en buscar su sustento en lo que otros despreciaban.


Era inútil que las personas abeja insistieran en recomendar a las personas mosca las flores, y la Naturaleza en general; la belleza en sentido más amplio. Ni siquiera prestaban atención y ellas seguían buscando su alimento en la basura que otros producían. Para qué molestarse. Así es que, pasó un tiempo y las personas abejas dejaron de recomendar las flores; bastante tenían con encontrarlas y libarlas. Cada vez había menos y estaban más distantes, mientras que los basureros proliferaban por doquier. Las personas abeja ocupaban todo su tiempo en volar de una planta a otra, en succionar su alimento, en fabricar esos ricos elementos que sustentaban las colonias en que vivían y siguen viviendo.


Pasaron muchos años, hasta nuestros días, y las personas abeja han ido perdiendo su población hasta el punto de poderse decir que corren peligro de extinguirse. Son personas muy beneficiosas para los demás. Son conocidas porque cuando llegan todo es mejor en su presencia. Al contrario pasa con las personas mosca. Todo mejora cuando se van.


En todo este relato nos estamos refiriendo a las personas abeja en general. Dentro de esta especie había varios tipos. La mayoría, principalmente a las que va referido este relato, eran lo que podríamos definir como obreras. Van a lo suyo pero son fieles a la hora de cumplir con su misión. También son caracterizadas por su disciplina. Pero, en el mismo lugar donde tienen por costumbre vivir, existen otras dos clases de personas abeja. Son mucho menos numerosas que las personas abeja obreras. Por un lado está la llamada reina y por otro los zánganos encargados de fecundar a la anterior que es la madre de todos. Las obreras saben de la importancia de la madre y trabajan para ella, se diría que sin cuestionarse nada. Son personas que reconocen la importancia de la mujer para el equilibrio natural de su sociedad.


Para su defensa utilizan un aguijón muy temido. Con él inoculan un veneno que, oh paradoja, también es un remedio curativo en pequeñas dosis y sabiéndolo administrar. Dicen que si alguien merece su picadura y clavan el aguijón, las personas abeja mueren a cambio. Son capaces de dar su vida en su defensa.


Son simpáticas y suelen gustar, pero también pueden provocar cierto terror. Además, también reciben ciertas críticas por ser monárquicas. En su defensa, utilizan los mismos argumentos que reciben en su contra. Que “hace miles de años viene siendo así y no ha ido mal”. Que “no sabemos hacerlo de otra manera”. Tampoco parece preocuparles mucho la crítica... siguen con su frenética labor, que tan bien viene a casi todo el mundo.


Después de este relato queda claro que es conveniente cuidar y respetar a las pocas personas abeja que nos van quedando. Aunque solo sea porque en caso contrario corremos el riesgo de acabar comiendo mierda todos.

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editado por...Wladi Martín @ domingo, agosto 22, 2021
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martes, agosto 10, 2021

Leyenda del agua

En la laguna que se formaba bajo la pequeña catarata del oso había dos niños nadando, jugando y retozando. Estaban solos y en total libertad. Sus cuerpos desnudos tenían la inocencia del amanecer, de una puesta de sol. El clima era benigno y les hacía olvidar todo ropaje. Estaban a sus anchas.


Se tumbaron a tomar el sol para secar sus cuerpos. Eran Nada y Ave, que empezaron a fantasear sobre lo que tenían en su entorno; pájaros, agua, sol, unas pocas nubes que apenas acertaban a tapar el sol a cada rato… Había cerca muchos arboles. Muchos tenían frutos comestibles, todos daban muy buena sombra en la que cobijarse del sol cuando éste se empeñaba en hacerse demasiado presente.


Ave empezó a contarle a Nada una leyenda que le habían contado sus padres y a ellos sus abuelos. Según esta fábula hubo un tiempo en esas tierras en que todo era un auténtico privilegio para sus primeros moradores. Todo lo que había en su entorno parecía concebido para colmar sus necesidades y sus placeres. Había alimento en abundancia, no acechaba ningún peligro, todo lo que se necesitaba estaba al alcance de las manos y se obtenía sin apenas esfuerzo. Además, había cosas, que hoy ni siquiera se conocen, para alegrar la existencia de los primeros habitantes. Todos habían aprendido a vivir en el presente pues el futuro no escondía nada peligroso. Simplemente no existía para ellos.


Ave explicó que al cargo de aquella tierra paradisíaca los dioses habían puesto a un guarda. Sólo tenía el encargo de no dejar comer la fruta de un árbol del que se alimentaban los propios dioses. Era la fruta que potenciaba la responsabilidad. Los seres humanos pobladores de ese edén no tenían ninguna responsabilidad porque lo que hacían no tenía más propósito que su propio bien, sin por ello hacer daño a nadie. Pero les parecía que tener responsabilidad como los dioses era toda una meta. Les picaba la curiosidad y les entraron ganas de probar esa fruta que les inocularía la responsabilidad. Dejar de ser inocentes les acercaría a los dioses.


Los pocos habitantes del hermoso jardín urdieron un laborioso plan para asaltar ese prohibido árbol sin que el guardián les viera. Consiguieron su objetivo pero no contaron con las dotes de observación del guardián y, éste, notó la falta de algunas frutas. De manera que, antes de lanzar acusaciones, el guardián se dedicó a vigilar a los sospechosos; los únicos posibles infractores.


Empezó por apreciar que los habitantes de aquel lugar comenzaban a preocuparse por el futuro. Algunos iniciaron una especie de almacenillo; guardaban alimento. Y eso pese a que el sustento seguía siendo inagotable. Lo hacían para asegurarse tenerlo al día siguiente. Notó, el guardián, que surgieron entre algunos de ellos ciertas envidias por esos bienes guardados. Llegaron esos celos al punto de que empezaron a trocar objetos guardados y al alcance de todos, por otros, también al alcance de todos, pero almacenados por sus antes incondicionales amigos.


Donde todo era felicidad y armonía empezaron a surgir disputas y rencillas. Además de la responsabilidad (tendré para el futuro) surgieron las preocupaciones y con ellas las frustraciones. La mayoría pensaba que el mañana era más importante que el hoy. Empezó a haber conciencia del pasado desde el momento en que se produjo el asalto al árbol de la responsabilidad. Todo se fue al traste de tal modo que el guardián decidió comunicar la insostenible situación a los dioses.


Lamentablemente ya era tarde para arreglar aquello. El celo del guardián al no lanzar acusaciones falsas había conseguido que la cosa fuera irreversible. Ya era tarde.


Los dioses hablaron largo y tendido de lo ocurrido. Debatieron entre ellos. Finalmente, decidieron castigar a los pobladores. A fin de cuenta se les había avisado para que no comieran el fruto de aquel árbol y se les había explicado las consecuencias de hacerlo. Se quedarían sin el paraíso que habitaban.


Así es que los dioses decidieron dejar allí a esos primitivos pobladores pero, a cambio, se llevarían todas las maravillas que hacían del jardín un auténtico edén. Se llevaron incluso cosas que hoy nos resultan desconocidas. Hicieron un gran paquete y metieron todas las maravillas. Entre esas cosas prodigiosa incluyeron también el agua. Pero no contaron con sus escurridiza propiedad. De manera que al levantar ese gran paquete para llevárselo, por las rendijas cayó algo de agua que se quedó en el jardín. Esa es la historia de la existencia de mares, lagos y también de ríos por la formación de nubes. Esa es la historia de que del edén original se haya quedado aquí el agua; una auténtica maravilla, que puede acabar originando una guerra de los cada vez más pobladores del lugar.


Como colofón a esta leyenda diremos que cuando se la conté a algún amigo añadió que también se les escurrió del gran paquete la cerveza. Yo no lo sé. Creo que algo de razón lleva. Pero puedo añadir que para hacer una buena cerveza hace falta un buen agua; sin ella no se puede.

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editado por...Wladi Martín @ martes, agosto 10, 2021
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