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domingo, diciembre 14, 2008

Viviendo en el pasado

Estás viejo ¡tío! Si mueres que sea por el rokanrol


Hace tiempo que no dejo escrito alguno ni síntomas de mi paso por este blog. Ando, últimamente, a bocados con mi rabia y, claro: me como las palabras.




Tengo fotos del mismísimo Ian Anderson que dio una maravillosa rueda de prensa de la que nadie parecía querer irse. La dio casi recién aterrizado y en inglés, pero con un sentido del humor maravilloso (muy británico) y eso que se trata de un escocés de pro. Claro que ser escocés es ser británico, también, aunque, a veces, se nos olvide. Lo que no hay que olvidar es las innumerables actuaciones en que el flautista y cantante del grupo salta o saltaba al escenario con falda a lo Rob Roy y no a lo Marilyn Monroe.



Tuve ocasión de ir a la rueda de prensa de Ian Anderson –decía- y también de asistir a su concierto en Alcorcón… ¡estupendo concierto! (Ahora pongo las fotos). Estupendo por lo emotivo de reconciliarte con tu pasado, por lo de acudir a la misma estación en que perdiste un tren y encontrar que vuelve a pasar y ya no necesitas tomarlo (¿dónde te habría llevado? ¿dónde estarías tú ahora?)





Pero yo hablaba de la rabia y me voy con el grupo que adoptó como suyo el del inventor de la máquina cosechadora; un ingeniero agrónomo del siglo XVIII que vino a colaborar en la revolución del campo y, por tanto, en la revolución industrial.




Y tiene gracia lo de la cosechadora en estos días en que mi cosecha se hiela o llena de hiel. Así ando a bocados con la rabia, me como las palabras y se me amarga hasta el alma.


En el recuerdo surgen los discos (así se llamaban antes lo que hoy vienen a denominarse como vinilos) de mi adolescencia. Primero compré –con mi propio dinero- el Sargento Peppers de los Beatles. A continuación vino el In rock de los Deep Purple. ¡Toma ya!


Al poco de sumergirme en la música rock y en mi adolescencia (no recuerdo el orden de las inmersiones) llegó un maravilloso viaje a Londres. Era el que preparamos en el colegio Virgen de Europa, que dirigía el radical Ceferino y su esposa, la afectada Fifí. Los muchachos (y muchachas; bellísimas todas ellas) andábamos agitados ante la expectativa de semejante oportunidad. Allí, lo pasamos en grande –todos- y Susana –mi adorable Susana Cueto- se metió en la cama conmigo a la primera oportunidad (suya). De ahí no pasó la cosa pues llegaba lenta mi adolescencia (mía) y mi atolondramiento no me dejaba discernir entre instinto y conveniencia, entre salvajismo y normas. Así malgastamos muchos el tiempo real.

Volví de Londres con algunos discos, una revista porno y recuerdos imborrables como el de Susana. Uno de los discos era el doble de los Led Zeppelin (Physical Grafitti), una de cuyas canciones soñé al dejarme la radio encendida durante una siesta de estudiante exhausto. Otro de los elepés era el Aqualung de los Jethro Tull, que no había llegado a España por problemas con la censura; la puta censura. Lo traje como una joya y aprendí la letra de varias de las canciones, especialmente la principal; la del personaje Aqualung. Luego, todavía metido en plena adolescencia, le presté el disco a mi novia asturiana de ojos de mar y caprichos de gata faraónica. Coral me llamó desde una cabina telefónica y en ella se dejó la joya y algún otro disco que también le había prestado y que ni siquiera recuerdo. La pobre Corita (como yo la llamaba) me regaló, a cambio, el To old to rock’n roll to young to die, también de la banda británica. Me harté de explicarle que no tenía que haberlo hecho que no tenía importancia y, sin embargo, nunca pude digerir el disco mencionado; nunca acabó de gustarme como me gustaba el Aqualung. Sin embargo pasado el tiempo, ya sin noticias de Coral, ni de Susana, ni de muchas otras (y otros), que fueron yo, que son mi (mi recuerdo, mi pasado), como tal vez yo fui el suyo (tal vez yo fui ellos), me encuentro escribiendo de todos. Escribo de todos ellos de todos mis 'yo'. Y recuerdo lo que cantaba el flautista en otra bella balada (Living in the past):


“Antes acostumbraba a unirme a cualquier

muchacho o muchacha en amistad.

Ahora hay revolución, pero no saben

por lo que luchan.

Cerremos los ojos;

fuera, sus vidas van mucho más rápidas

Oh, no dejaremos que entren;

seguiremos viviendo en el pasado.




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editado por...Wladi Martín @ domingo, diciembre 14, 2008
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