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Las cosas de W&CC así como de ALMAYARA.

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miércoles, febrero 24, 2010

Taira, Klein y otros pensamientos

Una de las agradables sorpresas del pasado fin de semana –que no fueron pocas- me la llevé al encontrarme con mi amigo Fernando Diéguez. Para empezar, este incansable investigador, me sacó de un error. Sí que hubo algún yudoca visitando la exposición del genial Yves Klein y familia. (De lo cual me alegro). Pero no para ahí la cosa. (Ahora viene lo bueno).



Fernando, al que reconozco la talla de excelente yudoca –luego lo explico-, me mostró en primicia un libro que llevará su ponencia acerca del pintor-yudoca; ponencia que no pude escuchar, muy a mi pesar. Pero la Federación Madrileña ha tenido el buen gusto y esfuerzo de dejar impreso un libro con esa y otras ponencias del I Congreso de profesores de yudo. Muy pronto se podrá leer.


Fernando Diéguez es de esas personas que cobra relieve como yudoca en su vida diaria (son los grandes yudocas). Sabe llevar el lema de ceder para vencer a sus últimas consecuencias… y vence. Para sus estudios sobre la historia del yudo nacional ha sabido contactar con la familia de Henri Birbaum –primero- y, ahora, con la de Yves Klein. Con ello, ha sabido ceder y va a volver a vencer. Dedicará su tiempo y esfuerzo a cambio de valiosa documentación que fructificará –seguro- en estupendos estudios. Ardemos en deseos de hincar el diente a ese libro de la Federación y a los futuros ensayos o escritos que sea capaz de proporcionarnos Fernando.


No creo mucho en las casualidades –ellas en mi tampoco- y, por eso, reseñaré que este encuentro con Fernando y la consiguiente charla sobre Yves Klein, se produce cuando, poco antes, había asistido a la lección magistral del noveno dan Shu Taira. El maestro afincado en Asturias acaba de publicar su libro (en realidad ‘libros’), que se postula como su legado al yudo nacional. Se titula ‘La esencia del yudo’.



Los jóvenes yudocas tal vez ignoren quién es Shu Taira, como también ignorarán quién es Lee Young, que también estuvo junto al maestro japonés en el cursillo del pasado sábado. Esa ignorancia la suelen propiciar los jóvenes maestros y profesores (a veces no tan jóvenes), porque ellos mismos no tienen un gran recorrido cultural en nuestro ámbito. Y es una pena.


En el último libro que me he leído (bebido se podría decir mejor) señalé una frase interesante. Dice Jorge Bucay en ‘Cuenta conmigo’: “Por el hambre de saber, de crecer, de conocer… no te aferres a la teta, porque lo importante, en todo caso, es la leche que aplaca tu hambre”.



Algunos, en busca de leche para paliar su hambre de saber, se enganchan a la teta y de ahí no salen… ¡mamones!


Por otro lado, en el mismo libro mentado, hay otra frase que quiero reseñar. “El que elige consejero, ya tiene elegido el consejo”.


Así es que, me cuidé muy mucho de ir en busca de consejo para refrendar mi impresión o disipar mis dudas, tras ver de nuevo al viejo maestro Taira enfundado en su yudogui, sobre un tatami. (todo un lujo y un privilegio; vaya por delante).


No pude por menos que observar con tristeza que el paso del tiempo es inexorable con todo el mundo. Pero me agradó mucho el estilo del maestro, pleno de humildad, al presentarse. Me quedo con eso; sobre todo con eso. Del exhaustivo repaso a los makikomi, me quedó claro –también-, que seguiré sin explicarlos así (como él los mostró), por muy ortodoxos que fueran y por muy del Kodokán que sean. Seguiré explicándolos a mi manera (que es muy otra, aunque también hacemos rodillo) y al ritmo que lo vengo haciendo desde que ejerzo como profesor de yudo –hace unos 35 años-; es decir, una vez cada tres o cuatro años. Que San Kano me perdone.

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editado por...Wladi Martín @ miércoles, febrero 24, 2010
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viernes, febrero 19, 2010

El Lector y otras 'lecturas'

Bonita historia la de ‘el lector’. Ya había visto la película y ha sido al leer la novela de Bernhard Schlink cuando he disfrutado de lo que se cuenta. Con esto de ver cine en casa se pierde uno muchos detalles. La verdad es que la televisión sólo la enciendo pensando en informarme (deformar-me) o en ver alguna película. Alguna vez subo una película del video-club y no siempre acierto. El que tengo al lado de mi casa lo regenta una analfabeta cinematográfica y así pasa lo que pasa. Si trae alguna buena película, suele ser por un despiste o error.

Ayer volví a ver Lolita de Stanley Kubrick. Fabulosa. Lo que pasa es que la novela es de las que calan hondo. También disfruté más leyendo la obra de Nabokov (mi tocayo). Son pocas las películas que superan al libro en que se basan. Sólo recuerdo ‘Los Demonios’ de Ken Rusell, que me impresionó tanto o más que el libro ‘Los demonios de Loudun’ de Aldous Huxley, en que se inspiró.


En todo caso, saco a colación estas reflexiones porque últimamente me encuentro viviendo mi vida con seres a mi alrededor que viven, como yo, la vida como una película. Me estoy temiendo llegar a las letras de ‘The End’ con la sensación de que hubiera disfrutado más leyendo mi vida como en un libro, que viéndola en esta estúpida película a la que, a ratos, ni siquiera presto atención. ¡Cosas de los pobres!


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editado por...Wladi Martín @ viernes, febrero 19, 2010
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miércoles, febrero 10, 2010

Encontramos 'El tonel de Diógenes'; un tesoro

El re-encuentro, en la distancia, con mi amigo Luis Ferrer i Balsebre

Jefe del Servicio de Psiquiatría del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago


Siempre he dicho que me siento muy orgulloso de mis amigos y que me hacen sentir importante en la medida en que ellos lo son. Tienen mucha valía y el simple hecho de contarme entre sus amigos me hace pensar que yo también debo de valer algo (perdóneseme la arrogancia).

Cosas de Internet, he recuperado el contacto con un amigo de los de mucha valía (para mí y para la sociedad). Fueron muchos momentos los compartidos con mi amigo Luis Ferrer y sabrosas las anécdotas que nos traía de sus noches de guardia, cuando era estudiante de medicina (rama de psiquiatría). Aún cuento, como chistes, algunas de aquellas anécdotas que él sabía transmitirnos con tanta chispa y humor. Estaba la del personaje que llevaba un tobillo hinchado y al pedirle el médico que se descubriera el otro para comparar se negaba… no lo llevaba preparado. O el de la familia de gitanos con la niña embarazada… ¡Pero desgraciada, si en la puntita está el veneno que lo demás sólo está para empujar!

Ahora, decía, disfruto igualmente de su palabra (siempre juiciosa palabra) a través de su magnífico ‘blog’ que invito a todos mis lectores a seguir. Es una maravilla y, tras pedir el correspondiente permiso, incluyo en este vomitorio personal un enlace al mismo, que ha dado en llamar “El tonel de Diógenes”. No os lo perdáis. En concreto, acabo de leer su último artículo que me permito incluir directamente aquí. No solo es juicioso y enriquecedor, sino que, además, pone el dedo en la llaga en cuestiones tan latentes como la actual situación económica de nuestro país.


Juego de espejos
Author: Luis Ferrer i Balsebre Category: General

Se han parado a pensar cómo hemos pasado en menos de cinco años de estar encantados de habernos conocido a estar hechos unos zorros. De ser la octava potencia a ser la cenicienta europea. De ser una sociedad expansiva y arrogante a estar asustada e inhibida. ¿En qué quedamos? ¿Estamos tan mal como dicen o no?

La posibilidad de un conocimiento puro de la realidad —desde que Heisemberg lo demostró en su principio de incertidumbre— es imposible y deriva de la necesidad y la habilidad de los seres humanos para encontrar explicaciones a las cosas del mundo, incluso cuando son inexplicables, en un afán de creerlas verdaderas para tranquilizarnos. Federico Nietzche escribe: “Cuando no se tiene ninguna explicación, se escoge una que sabemos que es falsa, pero nos comportamos como si fuera verdadera porque eso nos tranquiliza”.

La verdad es la mentira de un embustero, sentenció Von Foerster.

Habrá que echar mano de la filosofía presocrática, la de los siete sabios de Atenas, y de los postulados del constructivismo de Paul Watzlawick para poder entender qué nos está pasando en casa.


Si la realidad es una construcción colectiva que hace que, una vez edificada, la gente se comporte coherentemente con esa realidad, habrá que dar por hecho que entre todos construimos la realidad de una España próspera, potente, moderna y avanzada; y que dicha ilusión nos hizo actuar como si fueramos tal cosa, dirigiendo nuestra conducta en base a la profecía autocumplida : “somos de los mejores”, propiciando así una de las etapas más boyantes de nuestra historia.

También sabemos que el ambiente es una variable insoslayable a la hora de mantener la estabilidad de esa realidad en la que habitamos, y que una alteración del mismo puede tener consecuencias imprevisibles, a veces catastróficas.

Algo pasó estos días que hizo que todo el equilibrio de esa realidad se fuera al tacho. Lo que pasó y porqué pasó es cuestión de economistas, pero lo que está pasando, las reacciones de nuestros dirigentes y de la sociedad, es más un tema de psicología que de otra disciplina.

No tenemos otra imagen que la que los demás nos devuelven. Toda identidad se construye en base a una interacción con el otro que, a modo de espejo, nos dice quién y cómo somos.

La realidad política de estos últimos años ha sido una habitación de espejos separados en la que cada grupo se ha replegado observándose únicamente entre los afines que les devolvían una imagen tranquilizadora de sí mismos y de su gestión. Cualquier asomo al espejo del otro ha sido tan rígidamente contestado con una imagen de desastre —con o sin necesidad de cordón sanitario—, que acabó con la descalificación a priori de cualquier posible verdad oculta tras esa imagen. Y así nos ha ido.


Ha sido el hecho de mirarnos en otro espejo fuera de casa —cumbre de Davo y acción de gracias— lo que nos ha convertido, como por arte de magia, de príncipes en ranas.
Esa imagen cruel de un gobierno pusilánime y a la deriva y una oposición obstruccionista e interesada, ha sido la piqueta que ha derrumbado nuestra realidad. La de todos, gobierno, oposición, agentes sociales y gente de a pie.

El encantamiento colectivo se ha desvanecido, de un día para otro, abriendo paso a la construcción de otra realidad mucho más resbaladiza que nos obliga a cambiar para poder estabilizarnos en ella.

Cuando uno mira a los ojos del peligro aparece el valor, cuado retira la mirada caemos en el pánico. Confiemos en que todos seamos capaces de sostener la mirada frente al nuevo espejo que se ha enfrentado a nuestras vidas y hagamos verdad aquel otro constructo doméstico de “la furia española”.

Aunque ya verán como habrá quien desde el principio sistémico de la resistencia al cambio, tratará de romper el espejo o de no mirarse en otro que no sea el de la coqueta del salón nacional, autonómico, municipal o sindical.

Haciendo caso omiso a los versos de Pessoa: soy como una estancia de innumerables espejos que distorsionan en falsos reflejos una única realidad que no está en ninguno y está en todos.
Y bondad del aforismo de Oscar Wilde: El verdadero misterio no es lo invisible, sino lo que se ve.
Algo así.

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editado por...Wladi Martín @ miércoles, febrero 10, 2010
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martes, febrero 02, 2010

Mi primera novela

50 días, 100 viajes

Me dicen los que me quieren que empleo mucho tiempo en el yudo. Suelo contestar que es mi pasión. El yudo es lo que da sentido a mi existencia, me hace suponer que tengo un valor en esta sociedad. Me siento educador y eso me gusta.


No obstante, quizás la alerta por el tiempo dedicado a mi pasión no sea baladí.


Este pasado fin de semana no había actividades relacionadas con el yudo. Dediqué el fin de semana a tareas domésticas que tenía retrasadas. Vaya si me cundió. Entre otras cosillas y encargos que tenía comprometidos, acabé mi primera novela. Es la primera que acabo, si bien he empezado varias. Ninguna otra llegó a su fin. Me desanimaba por el camino; no me parecían interesantes. Suelo ser exigente, empezando desde dentro. Creo que eso me autoriza a ser riguroso. Tal vez por eso, también, dejaba mis intentos en eso.


Ahora, me siento satisfecho de mi primera novela. Primero, por haber sido capaz de finiquitarla. Segundo, porque necesitaba la catarsis de contar la historia que cuento. Creo que se trata de un relato intimista que consigue el milagro (sólo la Literatura y poco más, consigue semejantes milagros) de la catarsis.


No es que crea haber escrito una obra inmortal; no nos da para tanto el talento, si es que hay alguno. Pero sí creo haber escrito un relato interesante. Tengo la sensación de que puede cautivar por haberlo gestado en reunión espiritual con un fabuloso grupo de amigos, entre los que seguramente estás tú, por el simple hecho de encontrarte leyendo estas líneas. En todo momento, escribía para ese grupo de personas, pese a encontrarme solo en las largas horas que he dedicado a este primer libro. Yo me sentía muy acompañado a la espera del momento real de poder compartir las páginas que ya tienen forma. Te invito a que te aventures por ellas. Sólo tienes que picar el ENLACE para hacerlo.

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editado por...Wladi Martín @ martes, febrero 02, 2010
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