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miércoles, enero 24, 2007

Más furgol, por favor

El nuevo fichaje Maris, acosa a Albiol, central del valencia, que jugó en el 'Geta'

Esto del fútbol sigue sin despertar nuestro interés y todavía no comprendemos cómo gentes, aparentemente normales pagan, lo que pagan, por ver los aburridos espectáculos que se ven en las canchas españolas. Además, las condiciones son, a veces, lamentables (viento, horarios, frío, poca visibilidad, un tío que se fuma un puro a tu lado y tú te lo fumas con él sin querer…)

Pero sigue habiendo manadas y manadas de hinchas que renuncian a cualquier actividad digna con tal de acudir al estadio a bramar, a insultar, a aplaudir, a silbar… a ilusionarse con las gestas de los muchachotes que se enfundan la camiseta de sus colores preferidos.

El ‘Geta’ pasaba por ser un equipo simpático hasta hace poco. Es que es natural en lo humano ponerse del lado del débil. Y, claro, como el Getafe es uno de los últimos equipos llegados a la máxima categoría del fútbol nacional, enseguida despertaba ciertas simpatías. Se le solía asignar el adjetivo de ‘humilde’. Me parto de risa cuando recibe una millonaria ayuda del propio Ayuntamiento de Getafe que la camufla en subvención a las escuelas deportivas (en las que los muchachos tienen que hacer algún que otro pago, por cierto). Además, por no entrar en demasiados detalles urbanísticos, sólo recordaremos que el concejal de Deportes del Ayuntamiento de Getafe es hoy concejal de urbanismo, nada menos. Claro que no en vano logró ‘colocar’ un presidente en el club y que no desapareciera (entre mala gestión, deudas y problemas judiciales –denuncias del PP incluidas-), lo que le valió el premio de ocupar la importante Delegación que ahora ocupa y que casualmente, tiene que ver con el ladrillo que tanto suele tener que ver con el fútbol. ¿Tendrá algo que ver Ángel Torres, actual presidente del ‘Geta’, con el mundo del ladrillo? Uy, uy, uy.

Bueno, como teníamos un invitado en casa de los que viene de el otro lado del charco aprovechamos nuestras –escasas- influencias para invitarle a ver el partido de Copa entre el Getafe y el Valencia a pie de pista. Así es que aprovechamos para ofreceros estas fotos y , también algunas de las del partido de Liga entre el Getafe y el Celta, del pasado domingo día 21 de enero. A ver si os gustan.

Nuevos insultos racistas
Dicen que el fútbol no es racista. Pues lo mismo no lo es. Dicen que en las gradas no hay racismo. Pues lo mismo no lo hay. El caso es que es la tercera vez en tres temporadas distintas que he asistido a cánticos racistas en el Coliseum en el que juega el Getafe. Luego, se suele decir que son cuatro descerebrados, o cuatro mamarrachos o cuatro gilipoyas. Pero lo cierto es que no son cuatro. Puede que más bien sean cuatrocientos y, a veces, seguro que son cuatromil o más los racistas de mierda que la emprenden a gritos y cánticos de corte xenófobo.

En el pasado encuentro de copa frente al Valencia, el árbitro estuvo muy a favor del ‘grande’. Sus decisiones favorecían descaradamente al Valencia, aunque en jugadas poco trascendentes. Pero, también es cierto que se veía claro que se habían dado instrucciones para no permitir a Miguel, el jugador negro del Valencia, subir su banda. El portugués fue frenado en tres ocasiones seguidas con sendas faltas. En la tercera se levantó del suelo protestando con las manos en alto y sólo eso le mereció al buen lateral recordar que su piel es de distinto color que el que habitualmente tienen los españoles. Así es que se oyeron los cánticos del mono. El árbitro acudió a dar su queja al delegado de campo entre gritos del público, cada vez más encolerizado. A los pocos minutos apareció un mensaje en la pantalla gigante con dos manos (una negra y otra blanca) entrelazadas y sugiriendo combatir el racismo. A partir de ese momento sólo se oyeron gritos y silbidos cada vez que la tocaba Miguel.

Para rematar la anécdota, en la sala de prensa se presentó un jugador del Getafe al que se le preguntó por los gritos racistas. Éste los disculpó en una nueva modalidad de estulticia: no eran gritos racistas, eran gritos para molestar. Para colmo, no condenó los gritos sino que le parecieron aceptables. Así va este país con un deporte rey como el fútbol en el que tiene un acomodo especial el racismo, la incultura, la corrupción, la tontería… ¡Qué cosas!

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editado por...Wladi Martín @ miércoles, enero 24, 2007
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