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miércoles, diciembre 06, 2023

Los tres gusanos

 


Las palabras botijo siempre están fresquitas, incluso en días calurosos. “Menta”, “torrente”, “biruji”…


También hay palabras sartén que incluso en pleno invierno dan su abrigo: “edredón”, “chimenea”, “fabada”…


Del mismo modo, se podría decir que hay personas moneda y personas pupa. Las primeras, las personas moneda, serían aquellas que nos alegramos al encontrar. No es que vayan a paliar ningún problema grave, pero siempre es motivo de alegría encontrarlas. Su aparición siempre es celebrada, máxime cuando no se espera.


En cambio, las personas pupa serían aquellas que vienen a causar dolor o daño corporal (más bien mental). Serían esas que dejan un mal que empieza a curarse en cuanto se alejan. Algunos se refieren a ellas como tóxicas. Pero no a todo el mundo le afecta de la misma manera perniciosa. Se podría decir que hay personas menos expuestas a su influencia. Por eso nos hemos referido a ellas como personas pupa; que pueden producir un poco de daño (“pupa nene”). ¡Nada irreparable!


Cuando se juntan ambos tipos de individuos pueden llegar a ser, el uno para el otro (tanto sean hombres como mujeres), fulanos chubasquero. O sea, que ni el uno ni el otro reciben influencia de su contrario. Permanecen aislados. El moneda no parece inmutarse de no verse rodeado de sonrisas como le es habitual. Sólo se vislumbra cierta prisa en acabar la conversación y, por tanto, el encuentro; si uno se fija bien.


Por su parte, el pupa tampoco abandona su castillo de quejas y lamentos. Las buenas vibraciones de su interlocutor no consiguen llegar a las almenas de sus lloriqueos. Cuando le vas a responder, si observas en lo profundo de sus ojos, verás que no te mira, aunque sí te ve. Descubres que está pensando, mientras le hablas, en lo que va a contestar a continuación. Es como si tuviera un guion. Acaba de contar exactamente lo mismo a otro con quien también se encontró.


En todo caso, se suele mejorar en cuanto se van.


Dicen que hay personas que te alegran cuando las ves y otras cuando se marchan.


Todo esto me recuerda a la leyenda de las mariposas. Sucedió cuando eran gusanos. Eran tres y al mismo tiempo les llegó el momento de construir el capullo en que quedarían recluidas un tiempo, sin moverse, sin comer… sin siquiera luz. Un gusano era optimista y pensó que lo que se le venía encima era un trance para alcanzar su sueño de volar libre. Otro, pesimista, no podía quitarse de la cabeza sus males y quejas. Estaba convencido de que se enfrentaba a la muerte. El tercero, realista, pensó que todo sería momentáneo y que volvería, más pronto que tarde, a la “normalidad”.


Pasó el tiempo. Uno de los capullos, el del gusano pesimista ni se abrió. Algo había salido mal. Dentro había una mariposa a penas formada; estaba muerta.


El capullo del gusano optimista se abrió dejando salir a una hermosa mariposa que en seguida empezó a volar con total libertad.


El tercer capullo, el del gusano realista, también se abrió dejando salir una hermosa mariposa. No obstante, a pesar de todo, no alzó el vuelo. Por alguna extraña razón empezó a arrastrase por el suelo como cuando era un gusano. Sin embargo le invadía la satisfacción; como había previsto, todo seguía igual.

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editado por...Wladi Martín @ miércoles, diciembre 06, 2023