Malditos bananeros. ¡Hay que matar al chivo!
“- Mi opinión sobre intelectuales y literatos siempre ha sido mala – volvió a decir-. En el escalafón, por orden de méritos, en primer lugar, los militares. Cumplen, intrigan poco, no quitan tiempo. Después los campesinos. En los bateyes * y bohíos * *, en los centrales, está la gente sana, trabajadora y con honor de este país. Después, funcionarios, empresarios, comerciantes. Literatos e intelectuales, los últimos. Después de los curas, incluso”.
Palabras puestas en boca del dictador
Trujillo por el Nobel Vargas Llosa en La Fiesta
del Chivo. Una auténtica perla. Por cierto que en las páginas de cortesía, tras la dedicatoria,
en el libro que me estoy leyendo, se puede leer:
“El
pueblo celebra
con
gran entusiasmo
la Fiesta
del Chivo
el
treinta de mayo”
Mataron al Chivo
Merengue
dominicano.
Pues resulta que antes del treinta de
mayo, que ya está cerquita, tenemos el 15 M, todavía más próximo, que es Fiesta de San Isidro. Y puede
que también tengamos ganas de matar el chivo y no precisamente en honor del Santo Patrón de los madriles ¿No sé si de matar al chivo? Pero, ¡de acabar con el
cabrón…!
Decía Freud aquello de matar al padre. (Un símil). Yo,
en momentos de cierta lucidez, cada vez más escasos, recuerdo que tengo que
tratar de matar más frecuente al cabrón que llevo dentro. (Otro). A veces se me rebela (el cabrón que llevo dentro, digo).
Hilando por ahí, espero que en una de éstas el cabrón del padre-Estado acabe
matando al cabrón del hijo-obrero de una santa vez (ya que va de santos y de fiestas). Así, muertos, o en términos
freudianos liberados de tal condición -y espero que sin tener que abrazar la de
siervo o esclavo-, tal vez -y digo tal vez- empecemos de nuevo el edificio que
hoy día se tambalea ante la ceguera e ineptitud de los arquitectos
responsables. (La alusión al ladrillo ha sido fácil, lo reconozco; es que he dormido poco).
Yo que (también) fui joven, aunque el
siglo pasado, sigo apostando para éste, por la juventud. Por la juventud de este siglo y por los que son jóvenes ahora que el siglo también lo es. Trato a diario con jóvenes
y también me decepcionan a diario. Va en mi trabajo. Pero por mucha decepción
que aún tenga la capacidad de albergar no me seca la inagotable fuente de
esperanza en nuestra juventud que todavía mana en mi interior regando mis jardines de ilusión y esperanza. No les hemos educado para enfrentarse a lo que
está sucediendo, sino todo lo contrario. Aún así, van reaccionando, se van ahuecando
los casquitos y escuchando unos a otros. Van retirando la vista del chat para
ponerla en los mensajes que se hacen pasar por las redes que manejan a las mil
maravillas. Son como la medicina homeopática, lenta pero más eficaz y sin tanta
química. Al principio parece que no hace nada y, más adelante, hasta parece que empeora la cosa. Pero acaba siendo más eficaz y resolutiva. En ellos está mi apuesta, que ya no tengo edad para matar al chivo (y
bien que quisiera) ¡"Ditos" bananeros de mierda!
* Bateye. Vivienda para trabajadores de empresas
azucareras en Cuba y República Dominicana
** Bohío. (Voz de las Antillas). Cabaña de
América, hecha de madera y ramas, cañas o pajas y sin más respiradero que la
puerta.
Etiquetas: opinion, reflexiones o así, wladi, wladiario, wlady
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