A veces ni eso
Como cada vejez, refrescó.
Hay que taparse con la mantita de la paciencia,
so pena de que los pies cojan frío
y no nos lleven donde antes nos llevaban.
Claro que ¿para qué ir a los mismos sitios…?
si uno huye de si mismo
y espera encontrarse en algún lugar.
En algún lugar donde no haya mirado antes.
Igual no es culpa de los pies.
Igual es en la otra punta
y tiene que ver con los ojos.
Esos que no aprendieron a ver cuando miran
y sólo saben reconocer lo que sueñan.
Los ojos sirven para no tropezarse;
a veces ni eso.
Es el corazón el que nos guía,
cuando le dejamos.
A veces ni eso.
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