Casi poesía
Aprendí a vivir con mis miedos para que me llamasen valiente. Algunos pensamientos ayudan. Algunas perlas; que surgen tapando tumores.
La costura se hizo cicatriz, pero yo seguía intacto. La herida, por merecida, no mutiló. Sólo dolor.
Otra vez para dentro. Fuera no existo. Los demás me dan vida; eso sí. Como yo vivo en los otros. Sobre todo en los muertos.
Quisiera rimar y no puedo. No sé. Nunca me puse a ello. Si acaso algunas palabras bien ordenadas; en algún momento en que el alma se asoma, se hace luz.
Prefiero que me recuerden por una sonrisa que por una traidora palabra.
Mi corazón se seca de tanto darle el sol. Sólo se humedece raras veces cuando le chapotean los niños, cuando un gesto tierno se fija en sus ocurrencias, cuando vuelve a la infancia que nunca se debió perder.


0 Comentarios
Publicar un comentario
<< Home