Vuelve la ilusión del cuaderno nuevo
Vuelve la ilusión del cuaderno nuevo, con las hojas sin
mácula. Todo por escribir, por dibujar. La mente se ilusiona con la idea de
afilar el lápiz mientras piensa en historias o tareas que apuntar. La sensación
del estreno del inminente futuro huele a uva; a doce uvas. Cada una es un
deseo. Cada una es una página limpia en la que aparecerán hermosos dibujos que
luego -lástima- quedan en garabatos, las más de las veces.
Pero allá vamos de nuevo. El abuelo empieza a pensar más en
los demás que en sí mismo. Mucho más que los que habitan la edad de la
inmortalidad. Para ellos, cada frase tiene una puerta con un letrero:
invariablemente en ese letrero pone: Yo, Mi o Me. ¿Cómo pensar en los demás si
son simple atrezo de lo mío?
"Por un mundo sin guerra y baja la puta tele que parece
que estamos locos y nadie la hace ni caso".
"Que se acabe el hambre en todo el planeta y tira eso
que se ha quedado mohoso".
"Si me toca a mí, lo primero a repartir. Yo eso no lo
declaro, no te jode".
"Que trinquen a todos los corruptos. Cada año les digo
que me cambio de compañía y me regalan un móvil nuevo para que no me vaya".
¡Tolón, tolón!
"El último que me fumo" Y entonces el recuerdo de
cáncer, de la putada del que padece que siempre parece vivir en otro canal
hasta que te estalla la tarta en la cara. Ahora es cuándo ves a todo el mundo
igual. Lo mismo que la embarazada ve más bebés que nunca y el que ha sufrido
una fractura sólo ve escayolas, hasta en la galería de esculturas del Museo del
Prado.
Si he de ser oveja, al menos que no sea la lenta a la que
coge el lobo. Las uvas me las acabo el primero. Las rebajas no me las pierdo.
Las felicitaciones que no se me olvide ni una ("has visto esta tan chula;
te partes de risa, mira, mira"). Cojo el coche el mismo día uno y directo
a la playa.
Y ya que soy del rebaño a ver qué me pongo para ser
diferente. "Me voy a personalizar con un tatuaje". Mejor un piercing en el ombligo, de momento.
Yo el piercing me lo puse hace tiempo en el cerebro profundo,
en la amígdala. A ver si me luce sexy el sistema límbico y dejo de preocuparme
también por banalidades como la
rabia o el miedo. Total, ¿"pa"
qué?
Quiero ser Ronaldo,
aunque lo de cristiano me vaya grande. Quiero la audacia de la ignorancia y la
constancia del ególatra. No más dudas. Las dudas para el filósofo. Pienso luego
existo. Yo no pienso luego…
Luego, es después,
Hommer Simpson (¡Cerveza!)
Pero sí que existo
porque dedico mi parte alícuota de humano agilipoyao a las redes sociales. "Me
siento feliz con…" "JAJAJA". "XD".
Voy a coger el
cuaderno de la ilusión y lo voy a tirar por la ventana. Como dice el chiste:
"métase el gato por el culo".
Y hablando de
chistes aquí dejo uno genial que resume todo lo que torpemente yo quería decir.
¿Ves como no era tan difícil?
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