wladiario

Las cosas de W&CC así como de ALMAYARA.

contador de visitas

viernes, mayo 29, 2020

Fotografía


No hace tanto desarrollé mi faceta como fotógrafo profesional. Me proporcionó muchas experiencias. No era ningún experto, pero me defendía y, sobre todo, me proporcionaba ingresos extra que no sabía de que otro lugar sacar.

Me formé hace tiempo como periodista (Licenciado en Ciencias de la Información) y acabé, trabajando para MERCADO (entre otros), un periódico del grupo de SEGUNDAMANO con cabeceras para los principales municipios de la Comunidad de Madrid. Yo llevaba Getafe y, además, otro periódico en que se integraban Arganda, Rivas y varias pequeñas localidades del este (Velilla y Mejorada).

Un día pedí un fotógrafo en mi empresa y me dijeron que “estaban cortos”, por tener a la mayoría de baja. Entonces me animé y expliqué que yo también era fotógrafo (no podía dejar escapar la ocasión). Ya había trabajado alguna vez proveyendo mis propias informaciones de alguna imagen en periódicos locales de mi pueblo. Accedieron.

Lo cierto es que me gustaba mucho la fotografía pero nunca había cursado estudios oficiales en este campo; era autodidacta. Sí lo hice después con mi compañera Cristina en la Universidad Popular de Torrrejón de Ardoz donde encontramos a toda una eminencia como OsvaldoCipriani. Gran etapa. 

Mi oficio me llevó a invertir algún dinero en equipo y a ir recogiendo experiencias que luego han sido grandes recuerdos.

Mi afición nació cuando mi padre me trajo de Canarias una Olympus Pen, que tenía la particularidad de hacer de un fotograma dos, todo un ahorro. Era cuando se usaban carretes (de 12, de 24 o de 36). La camarita los convertía en 24, 48 o 72 fotografías (doblaba los carretes) y tenía buena óptica, por lo que lograba buenas imágenes.

Pasado el tiempo me hice con una réflex de segunda-mano, digital, que compré a mi amigo José Andrés Merino. Con ella hice grandes fotos (creo) como soporte a mi trabajo de gacetillero en varias cabeceras locales. También colaboré para el Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz, localidad en la que llegué a organizar una exposición fotográfica, cuando era todo un personaje. La compré sobre todo por necesidad. Aún recuerdo estar intentando hacer fotos a algún jugador de fútbol, en el Coliseum Alfonso Pérez. Me emocionaba y todo viendo a dos futbolistas, luchando por el balón, dirigiéndose hacia mí. Afirmaba mi cámara digital malucha; apuntaba, calculaba… y oía la ráfaga de la cámara profesional de algún compañero junto a mí. Luego, los dos deportistas que litigaban por el balón se salían de mi campo visual, sin yo haber accionado siquiera el obturador. No había hecho ninguna foto. Me quedaba frustrado y envidioso viendo que mis compañeros mejor dotados (tenían mejores máquinas) no necesitaban que los jugadores estuvieran tan cerca. Sin yo haber disparado siquiera mi camarita, los compañeros de otros medios ya tenían infinidad de fotos.

Cuando llevé mi cámara de segunda-mano ya era otra cosa. Le adapté un buen “zoom” de una vieja Nikon analógica y empecé a conseguir fotos de cierto mérito. Luego, algún hábil manejo del programa Photosop, hacía el resto.

Precisamente, aprendí mucho de Photoshop en una emisora de radio familiar, que además publicaba un periódico en Torrejón de Ardoz. Mi jefe era un “self-made man” (hombre hecho a sí mismo) y tenía gran presencia. Yo le creía, al principio, todo un experto. En la fase final ya no tanto. Acabamos mal. No era de extrañar; yo le ofrecí partirle las piernas. El caso es que con aquel buen hombre, con quien tan mal me llevaba, era difícil acertar, en cuanto a fotografía se refiere. Yo cubría a dos equipos locales de fútbol-sala. Nunca le satisfacían mis fotos. Casi siempre las censuraba por estar movidas y eso que el pabellón tenía poquísima luz y él no me proveía de adelanto técnico alguno. No obstante, yo intentaba mejorar. Recurría a todo tipo de triquiñuelas hasta que un día clavé una foto y se la mostré orgulloso. Su respuesta volvió a sorprenderme. Según él aquella foto no podía publicarse. Se veía claramente el fondo. La grada estaba casi despoblada.

Así es que aprendí a recortar el balón y pegarle donde no estaba para que la imagen ganase dramatismo y realismo; para que la foto valiese. Aprendí a recortar y poner público en el fondo de la imagen. Aprendí a tapar la propaganda de la competencia...

De aquella etapa saqué grandes recuerdos. Por las noches llegué a llevarme a la oficina a mi compañera Cristina y a nuestros hijos – Yaiza, María y Raul - (les ponía música en la emisora para que se entretuvieran), para cerrar otros periódicos en los que también trabajaba. Cristina me ayudaba a picar texto. Yo, por entonces, llegaba a trabajar diez horas diarias siete días a la semana; a cambio teníamos más gastos y creíamos vivir mejor.

También trabajé para proveer de fotos al Ayuntamiento (de Torrejón de Ardoz). En uno de los actos que cubría, para dicha institución, tuve una idea genial. Se trataba de una ofrenda floral en la plaza mayor y todo estaba abarrotado. Se ponía difícil hasta sacar fotos. Además la acción sucedía a más altura del ángulo de enfoque. No me gustaba nada la situación. Eché un vistazo a la situación y descubrí, semi-tapada, una fuente un poco más distante el lugar. Trepé con agilidad y me coloqué a la misma altura de lo que quería fotografiar. Estaba un poco más distante pero se podía cubrir con la lente que llevaba. Salieron unas fotos estupendas. Desde entonces el lugar que yo descubrí era de los más cotizados entre los fotógrafos que cubrían el acto.

Como era plumilla y fotógrafo conseguía, en muchas ocasiones, dos pases para ciertos partidos y actos (conciertos, obras de teatro, pases de prensa de películas…) En una de esas ocasiones se celebraba el partido de vuelta de la Copa del Rey que enfrentaba al Getafe con el FC Barcelona. Los catalanes habían ganado a los madrileños, en el primer encuentro, por 5 – 2. Nada hacía presagiar lo que sucedió… pero sucedió. Yo conseguí acreditar a María, la hija de Cristina. Le di indicaciones para que no llamara la atención, una vez dentro. Asistió a la gesta del Getafe que logró eliminar al todo poderoso equipo catalán.

Todavía recuerdo el patadón que le metió Contra (defensa del Getafe) a Ronaldinho en su primera incursión al área rival. Se oyó en todo el estadio. El astro blaugrana no volvió a atacar, por donde estaba el argentino, en todo el partido. Luego llegaron los goles como si se hubiera escrito un guion. Que el Getafe necesitaba cuatro goles y mantener a cero su portería… ¡pues 4 a 0!

Al acabar la contienda fui a ver a María. Le dije “¡vaya remontada histórica a la que has asistido!” La muchacha, con gesto decepcionado, me contestó “ya… pero soy simpatizante del Barcelona”.

De todas estas anécdotas y otras muchas que se quedan en el tintero (de momento) saqué una conclusión que luego he visto reflejada en una frase del célebre fotógrafo Ansel Adams:

El componente más importante de una cámara está detrás de ella”.

Etiquetas: , , , , , , ,

editado por...Wladi Martín @ viernes, mayo 29, 2020