Los perros del rey
Había hace muchos años un rey tal y como sucede hoy en día en
España (ya ve usted). El caso es que eran otros tiempos y uno de sus
ayudantes cometió un error al intentar cumplir una de sus regias
obligaciones.
El
rey, que tenía todo el poder y muy mal genio, montó en cólera. Tan
grave fue la cosa que mandó echar a sus perros feroces al sirviente.
Así es que le envió a una cárcel de la que saldría diez días
después en que se fijó la fecha de la ejecución.
El
sirviente fue conducido a las mazmorras donde habló con su
carcelero. Le pidió ayudarle en sus quehaceres durante sus diez
últimos días de vida. Al final, con gran insistencia, el servidor
convenció a su carcelero. Se ocuparía de los perros que habrían de
poner punto y final a su existencia; los cuidaría, alimentaría,
limpiaría…
Al
principio le costó algo el enfrentarse a las temibles bestias. Pero
fueron pasando los días y parecía que la confianza entre todos iba
creciendo. Así hasta que llegó la fecha de la ejecución.
Los
perros y el servidor fueron debidamente preparados. Se lanzó al
hombre a un habitáculo donde sólo estaban los bravos perros. Pero
éstos, en vez de devorar al criado, para sorpresa de todos los que
lo vieron, se limitaron a lamer los pies del servidor. Ni un sólo
bocado, sólo muestras de cariño.
Entonces
el rey asombrado preguntó por aquella extraña escena.
La
explicación le vino del sentenciado.
“He
tratado bien a tus fieras durante sólo 10 días. Las he cuidado,
alimentado, limpiado… Y en sólo diez días me han tomado tanto
cariño como para no desearme ningún mal. Sólo me dan muestras de
amor. En cambio, a ti te serví con abnegación durante diez años. Y
al primer fallo que tuve mandaste acabar conmigo”, explicó el
hombre.
Parece
que hay alguna personas desagradecidas, sobre todo cuando creen tener
todo el poder. También hay seres de corazón sencillo que saben
apreciar hasta el más mínimo gesto de cariño.
Otra
reflexión vendría del lado de saber elegir a su señor.
El
resto de interpretaciones se las dejo a ustedes.
Etiquetas: cristina carbonell, martin, opinion, reflexiones o así, wladi, wladiario, wlady, yudo


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