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miércoles, marzo 10, 2021

El verbo

Una sutil brizna de aire, un pequeño soplo. Igual que ayer. Igual que mañana, seguro. Pero la importante es la de ahora, la que se perpetúa. La de ayer ya se fue; la de mañana igual no llega. La importante es la de ahora; las carreras de los niños, los patos en el estanque…


Siempre que se puede, un paseo al parque, junto a mi casa. Dicen que es medicinal y descubro que lo es más para el alma que para el cuerpo. Saborear los rayos de sol como si fueran únicos. Disfrutar también cuando esos mismos rayos no se ven. También están aunque no se vean. Como los problemas para algunos o las bendiciones para otros. No se ven, pero están.


Veo pájaros. Cada vez hay menos humildes gorriones. No es que hayan progresado es que están desapareciendo. Dicen que especies invasoras están acabando con ellos. Algunos inconscientes sueltan en libertad a sus mascotas cuando se cansan de ellas. Qué manía de alterar la naturaleza en vez de disfrutar de ella. Yo, a veces, me siento gorrión. Están acabando conmigo; con los míos. Qué más da. Igual tampoco sé yo adaptarme. ¿Lo intento?


Nos queda la palabra y a veces nos falta eso mismo; nos quedamos sin palabras. Dicen que el verbo fue lo primero. Será que necesitamos escuchar y eso que cada cual escucha lo que le conviene (o precisamente por ello). Una misma palabra es escuchada por cada individuo de forma diferente. De ahí el mundo de las afinidades. De ahí, creo yo, las filias y las fobias.


Leí hace tiempo que en el arte (el moderno se entiende) la obra deja indiferente si no existe afinidad (concomitancia). Se me ocurre que hay afinidades universales como el volar, el soñar… Por eso seguramente las mayores obras de arte estén en los paisajes, se hallen en los pájaros, se encuentren en las escenas de los niños jugando.


Qué difícil es expresar (con palabras) un atardecer, el vuelo de las aves en bandadas cuando llega el otoño, la felicidad en el corro de niños en pleno juego. Y, al mismo tiempo, que propensión a dejar que te lo cuenten; con emociones (¡qué vibren esas concomitancias!).


Tan largo viaje para llegar a ninguna parte saliendo de no se sabe dónde. Largo cuando se parte o está uno en ello. Corto cuando se llega. Y todo para descubrir (siempre tarde) que lo importante es el viaje, no el destino y menos el origen. Los extremos (destino y origen) sólo alimentan al ego; lo que creemos que somos y no nos deja ser.


Que nos quiten todo, pero que al menos nos dejen expresarnos, aunque sea a través de la palabra (espero que me entiendan).

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editado por...Wladi Martín @ miércoles, marzo 10, 2021