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lunes, abril 27, 2020

Los 36 hombres justos


Ayer vi una película de Werner Herzog, un director alemán que gozaba de mis simpatías, sobre todo en mi adolescencia. Siempre me ha gustado el cine y desde adolescente me fijaba en los directores de las cintas, cosa que no todo el mundo hacía – ni hace -.

Una fenomenal anécdota es que acabé imponiendo mi criterio y toda la selección castellana acabó, conmigo, entrando en una sala en la que proyectaban El silencio de Ingmar Bergman. Fue en Sevilla. Yo era cadete y compartíamos con los “junior” – mayores – la experiencia. Menos mal que fueron momentos confusos, con todos hablando a la vez, pero nadie recordaba que había sido mi propuesta. Alguno me hubiera “linchado”.

Pero vamos ahora con Invencible de W. Herzog, cinta en la que se aborda la figura de los “tzadik” de los judíos. Parece ser que, cuenta la historia del judaísmo rabínico, en cada generación nacen 36 hombres justos elegidos por Dios para cargar con los sufrimientos del mundo. Se les ha concedido el privilegio del martirio.

El mundo se apoya en esos 36 hombres justos o “tzadik” que, con frecuencia, ni se reconocen entre ellos; no saben quienes son.

Cuando uno de estos hombres justos llega al cielo suele ir tan helado que el propio Dios debe calentarlo durante mil años entre sus manos, hasta que su alma puede abrirse al paraíso. Alguno de estos hambres justos están tan inconsolable, ante la aflicción del mundo, que ni siquiera Dios logra calentar su alma.

Los “tzadik” son un tipo especial de persona cuya santidad se basa en la encarnación de la generosidad y la justicia. Ante ponen los intereses del prójimo a los suyos propios; son el sirviente por excelencia para la Torá.

El uso del término “justicia” en un “tzadik” se basa en el concepto de que la generosidad es un acto de entrega pura; no merece alabanza para quien la ejecuta; es un acto de justicia. Los “tzadik” están libres de pecado al ser justos en plenitud.

André Shwarz Bart, en su libro El último justo, escribe “si faltase uno sólo, el sufrimiento de los hombres envenenaría hasta el alma de los niños pequeños y la humanidad se ahogaría en un grito. Porque ellos son el corazón multiplicado del mundo y en ellos se vierten todos nuestros dolores como un receptáculo. Millares de relatos populares lo atestiguan. Su presencia está demostrada en todas partes”.

Yo no sé si existen estos 36 hombres justos. De hecho acabo de conocer esta historia. Pero me da por pensar en algo que igual existe para compensar, por oposición. Ojalá que no existan, en contraposición a tanta capacidad de sacrificio, los 36 hombres incapaces - seguro que los hay… ¡y más! – Pero me refiero a que ojalá que no existan los 36 inútiles ascendidos a puestos de relevancia en nuestra sociedad, de esos que mandan y dirigen nuestros designios sin saber lo que hacen. Porque de los incapaces, a secas, yo creo que somos más de 36. Es mi opinión.

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editado por...Wladi Martín @ lunes, abril 27, 2020