El espejo
Como cada día (de momento) escribo un poco; no para sentar cátedra
– ojalá fuera tan listo – sino porque me resulta placentero y me
entretengo. Hace poco ni siquiera podía dedicarme a estos
menesteres, me suponía un gran esfuerzo. Pero he perseverado y ahora
se ha vuelto una tarea casi fundamental. Además recibo estímulos
(comentarios) importantes, de gente importante para mi, que me animan
a seguir con mi faceta de escritor.
Cuando hablas y
notas que no te escuchan sientes una frustración proporcional a la alegría de saber que te leen lo que escribes; es una pasada.
En estos días en
que tan poquito se puede hacer por los demás, es cuando más se
puede hacer. Me explico. Se suele decir que cuando tener buenas
intenciones no ayuda es importante, al menos, no molestar. Eso nos
lleva a dar ejemplo con nuestra actitud, pero sin mostrársela a
nadie (ya serán ellos los que lo vean… si quieren). Dicho de otra
manera, ¿has preguntado si el otro necesita tu asistencia? Un
poquito de humildad que lo mismo no necesita lo mismo que tú
necesitas. No impongas.
Pero no quiero dejar
la reflexión sobre que lo poco que podemos hacer, en estos días, es
mucho. Sobre todo desde estos valores de no molestar, de tener
humildad y respeto… En estos días tan proclives para desarrollar
cuestiones propias que de otro modo no desarrollaríamos, es momento
de dar ejemplo, si se puede. A falta de otras cosas es importantísimo
el alimento moral que nos proporciona la voz de un ser querido aunque
sea a través de un aparato de telefonía. Hemos descubierto la
importancia de hablar, de escuchar. Hemos descubierto la verdadera
importancia de esos aparatitos que hemos dado en llamar “móviles”.
Y, una vez más, la acción individual
- de los individuos – dentro de una masa -, es brutal. Empezamos a
lograr colapsar la Red pese a los 4G, los 5G y los satélites en los
que antes confiábamos. ¿Que sería de la energía de esa misma masa
aplicándose, por ejemplo, a la protección de la naturaleza, haciendo acopio de
amor…?
Ojalá
que aprendamos la lección del cosmos, o como carajo lo quiera llamar
cada cual. Ojalá seamos sabios por una vez en nuestras vidas, por lo
menos que tengamos un poquito de sabiduría para mitigar esa cualidad
tan humana de la desmemoria. Esa desmemoria que nos hace tropezar dos
(y tres y cuatro…) veces en la misma piedra.
Nada
volverá a ser lo mismo… ¿o sí? Seamos también buenos alumnos y
que la lección la aprendamos sin reservas, sin soberbias. Nos han
dado una lección y de nada vale aquí el famoso “y tú más”. Si
volvemos la vista hacia el otro no hemos aprendido nada. Dicen
que le preguntaron al maestro: “¿Qué es la ira?” Y él
contestó: “Es el castigo que nos damos nosotros mismos por el
error de alguien más”. (De nuevo se asoma la teoría del espejo).
La
teoría del espejo, es
de Jaques Lacan, médico psiquiatra y psicoanalista francés,
conocido por los aportes que hizo al psicoanálisis basándose en la
experiencia analítica y en la lectura de Freud. La teoría del
espejo viene a recordar que la construcción de nuestra identidad
personal se produce a través de la captación de uno mismo en otros.
Bien
es cierto que el psicólogo francés se refería a una etapa en el
desarrollo del ser humano (aparición del yo en el niño) y que se basaba en teorías que ya
existían. Aquí nos referimos a esa cualidad de ver en los demás
algo propio (bueno o malo; es igual). Nos referimos al porqué uno ve
unos programas de información o humor y otros no. También nos
referimos a esa incomodidad que nos producen ciertas personas
(incluso amigos) cuando vemos en ellos algún defecto (según nuestro
criterio). Cuidado que igual no es más que un reflejo de ese espejo
y somos nosotros los que en algún lugar (a veces el ego se encarga
de ocultarlo, incluso a nuestros ojos) tenemos es posible defecto.
Ahora
nos referimos a ese espejo desde el lado en que es uno mismo el que
emite imágenes. Es momento de seleccionar lo que emitimos. Si se ha
de llorar, no pasa nada por mostrarlo, pero si es para que nos den mimitos a nuestro ego, mejor dar la vuelta a la cara y
que nadie lo vea. Cuida tu espejo y cómo decía Pirandelo
“así es, si así os parece”.
Ánimos.
Etiquetas: martin, reflexiones o así, wladi, wladiario, wladimiro, wlady


0 Comentarios
Publicar un comentario
<< Home