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viernes, marzo 27, 2020

El caballo


Veo que en estos días cobra especial interés el pasar el rato, distraerse. Se pasa el tiempo libre consumiendo ingentes cantidades de películas (de las que podemos llamar de ocio), series intrascendentes - si se me permite la expresión -, libros de ficción (novelas), vídeos (de mantenerse en forman física, por ejemplo)…

Algunos - los menos – recurren a realizar labores creativas. Otros, que tienen hijos, se aprestan entretenerles. Todo vale.

Tengo un amigo que apunta que son pocos los que aprovechan para enriquecerse en lo científico. Tiene, sin duda, razón. (Como todos. Todos tenemos razón; la nuestra).

El caso es que comprobamos lo importante que resulta (hoy más que nunca) el empleo de nuestro tiempo. Eso nos lleva a grandes preguntas que ahora (más que nunca) podemos hacernos. El futuro. Qué pretendemos ser. Quiénes somos ahora.

Esta es una pregunta general que tiene respuestas particulares, cada cuál tiene la suya. Gracias a eso, también, cada cual es diferente. Dice Woody Allen, en una de sus películas, que no entraría en un club en el que hubiera alguien exactamente como él. También tiene razón. La diferencia nos enriquece.

Todo esto me lleva a colegir que, dado a que todos somos diferentes, también experimentamos realidades diferentes. De ahí la importancia de la empatía (“capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos).

En circunstancia similares “cada cuál habla de la feria según cómo le va en ella”, como dice el refrán. Eso me recuerda un chiste fantástico.

A dos hermanos (uno optimista y otro pesimista) les dejan un regalo a cada uno, en Reyes Magos. Al pesimista le dejan un fantástico regalo y, tan pronto como lo ve, el pesimista empieza a ver defectos, sin siquiera ponerse a disfrutar (jugar) con el regalo.

En cambio al optimista le dejan unas heces envueltas en papel. El chico al descubrirlo vuelve a envolver con cuidado su regalo y lo porta con cuidado. Pero muy nervioso se pone a recorrer la casa por todos lados. Hasta que su padre alborozado por la broma le pregunta qué le pasa.

El niño optimista contesta, visiblemente emocionado, que le han regalado un caballo, que éste ha cagado y se ha marchado. Eso es lo que busca.

En estos días algunos andamos buscando nuestro caballo más que nunca. Y eso que en las manos estamos llenos de mierda. Habrá que lavarse con cuidado, pero van a hacer falta muchos caballos.

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editado por...Wladi Martín @ viernes, marzo 27, 2020