Coronavirus. COVID-19
En estos días en que se amontonan las medidas, las cancelaciones,
las suspensiones… las restricciones, quiero dejar alguna
reflexiones añadiendo – lo siento – que son para tranquilizar y
no para alarmar. Para empezar me gustaría decir que soy periodista y
profesor de yudo; un simple periodista y un simple profesor de yudo.
Por eso y porque tengo por costumbre respetar todas las opiniones,
sobre todo la de los que saben más que yo, asumo las medidas tomadas
con la naturalidad del que sabe que serán las mejores, aun cuando
tenga otra opinión. Será porque soy muy listo como la mayoría de
aquellos con quienes me cruzo y me dan la suya (que Alá nos libre de
lo que proponen esas opiniones).
Pese a ser profesor
de yudo veo en esta suspensión de nuestras clases la oportunidad de
reconsiderar si es tan importante este deporte para nosotros.
Seguramente la respuesta es sí. Pues precisamente tendremos que
recordar que el yudo enseña aquello, tan poco practicado, de “ceder
para vencer”: Eso por un lado, pero por otro hay que poner en valor
que también están la familia, la amistad, la Naturaleza… que
ahora, en Madrid, se pueden potenciar.
Lo que veo un
disparate es el alarmismo de los que corren al súper como si esto
fuera una guerra con desabastecimiento de productos de primera
necesidad. De los que intoxican las más de las veces por
desconocimiento del daño que hacen (cuando tienen conocimiento del
daño que hacen todavía es peor).
Esta es una ocasión
como pocas de encontrarse a uno mismo. Yo, por ejemplo, por mis
circunstancias personales, estoy en una fase en la que cuando
descubro que algo no me gusta en los demás pienso que es porque yo,
en el fondo, descubro una de mis muchas flaquezas. Quizás por ello
me “engancho” con los alarmistas. No comprendo que buscan… Pues
está claro que combatir el miedo. O sea que debo de tener miedo, en
el fondo. Dicho de otro modo, como algunos tienen miedo yo también
lo tengo y no lo quiero reconocer de ahí que no quier alarmismos.
A lo mejor es buena
ocasión para analizar, aunque sea “pardamente” esto. Con los
medios que tengo vamos a reconocer que puedo tener miedo y, por
tanto, no quiero hablar de ello pensando aquello de que “lo que no
veo no existe”. Pues es el primer paso, el reconocimiento: ¿a qué?
A que tengo miedo: ¿a qué? ¡Pues a morirme coño! Y no será ésta
unja magnífica ocasión, en el fondo, de hacerlo. Algo por lo que
todos me recordarán y se compadecerán; pobrecillo. Fenomenal
cubierta la dosis de adulación ya que no la he conseguido
descubriendo un medicamento, ni escribiendo un libro famoso, ni
siquiera marcando un gol importante. A fin de cuentas me he de ir
tarde o temprano.
Espero que este
texto sea catártico pero también entiendo que, tal como se ha
puesto, algunos hayan dejado de leer hace tiempo.
Por supuesto que
tomo algunas medidas que estoy harto de escuchar y que rayan en la
lógica más elemental, haya COVID-19 o no lo haya. Pero no puedo
hacer más y me niego con mi conducta a avivar alarmismos y actitudes
masivas poco cívicas. Lo que si hago es otra reflexión sobre las
conductas individuales masivas ahora que estamos viendo sus
consecuencias. Ya podíamos poner nuestro granito de arena en otras
cosas, como por ejemplo, en luchar por nuestro Planeta, por nuestra
salud mental y la de los que nos rodean…
Hagamos lo que
hagamos, hagan lo que hagan, acabará pasando todo y nosotros
hablando de ello. Tiempo al tiempo. Lo malo es qué hacer con ese
tiempo, así que vuelvo al principio, para acabar. Aquí van, si se
me permite. algunos consejos: montar en bicicleta, correr, caminar,
charlar con amigos, con familiares o con seres queridos, leer,
meditar, escribir, bailar, tocar algún instrumento musical,
estudiar, escuchar música, cocinar, ordenar fotos viejas, ordenar en
general, revisar ropa vieja, hacer limpieza, hacer nueva lista de
propósitos como si fuera año nuevo, jugar, colaborar en las tareas
de la casa, limpiar (dentro y fuera), respirar (no nos olvidemos de
respirar, por favor), etc. (Seguro que a ti e te ocurre otra lista
similar).
Feliz coronavirus.
Etiquetas: cristina carbonell, opinion, wladi, wladiario, wlady


0 Comentarios
Publicar un comentario
<< Home