Conde Yección
Andaba el conde en su huerta. Digo andaba porque así lo hacía y digo huerta porque acababa de volver de su última campaña; estaba de “huerta”.
El conde, por nombre Iñigo Yección, era más conocido por “Conde Yección”, muy en consonancia con su copiosa manera de ingerir viandas y sus posteriores maniobras para aliviar las tripas. En ese motejo, hay que reconocer cierta mordacidad entre sus súbditos, que así se referían a él.
En uno de los raros momentos en que el noble ni comía ni deyectaba bolos fecales llegó un capitán de su ejército. Había acompañado a su señor en la última campaña y preguntaba:
- ¿Señor conde qué queréis “cagamos” con los moros “cagarramos”?
- “Cagaleras” los mandéis.
- ¿“Cagaleras” los mandemos? Señor “condeyección”, turbado me háis. Y pese a que turbado “meáis” cagaleras los llevaremos.
- Para acabar la transcripción de este viejo legajo y aún a riesgo de rozar lo escatológico citaremos al gran Calderón del Zurullo: “La vida es una barca”.
Etiquetas: literatura, martin, reflexiones o así, wladi, wladiario, wladimiro, wlady

0 Comentarios
Publicar un comentario
<< Home