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sábado, febrero 15, 2014

Lucha, que algo queda

El supremo arte de la guerra es doblegar al enemigo sin luchar. Sun Tzu



No hace mucho, en un cursillo de reciclaje de profesores, se estableció una discusión interesante al proponer que cada uno de los asistentes definiera qué era para él el yudo. Una veterana profesora a la que tengo enorme cariño y respeto se enfadó por el hecho de que varios de los presentes recurriera a la denominación de deporte de lucha para definir el yudo. Yo fui de los que emplee esa denominación. Ella tenía mucha razón, pero yo tenía la mía y es de la que voy a hablar.


Conviene saber las palabras que se usan y tener alguna idea de dónde vienen. Luego, el uso y las costumbres hacen lo suyo con esas mismas palabras y tenemos que acabar aceptando presidenta o almóndiga. O que bonito es lo mismo que lindo, cuando era el diminutivo de bueno. Son cosas que pasan.

El origen de la palabra lucha, como tatas del castellano, o del español -como me gusta a mí decir-, hay que ir a buscarlo al latín. Se emparenta con luctus de donde viene luto, además de lucha. Por supuesto que tiene connotaciones tristes, pero a mí me interesa la idea de lucha como enfrentamiento a la muerte. Es decir, como pelear por vivir. Creo que, en definitiva, esa es en esencia toda lucha: mantenerse o sentirse vivo.

No quiero ponerme demasiado trascendental, pero toda lucha viene a ser una pelea por estar o sentirse vivo. Esa es la idea que me lleva a estas reflexiones.


Está claro que no está bien visto emplear una serie de palabras en la actualidad y quedan penalizadas por la psicología moderna, que también ha hecho lo suyo con algunas voces; ha añadido algunas denominaciones valiosas –pulsión recuerdo ahora- y nos ha degenerado otras que también eran interesantes para meterlas en el cajón de las no convenientes o políticamente incorrectas. En fin, todavía los hay que gustan de llamar pan al pan y vino al vino.

La lucha a la que debe ir unido el yudo es la de la disciplina, esa disciplina que nace del interior del individuo y no la que viene de fuera, por la orden o el mando; esa no vale más que para organizar ejércitos (¿de autómatas?). La verdadera disciplina debe nacer en la voluntad, que es interna, es propia. Disciplina, por cierto, viene de educar o enseñar; lo que es todo un descubrimiento.

Por la educación se puede activar el núcleo interno del individuo en que reside el control del deseo, de las ganas de aprender… de la disciplina. Qué parecida es la palabra disciplina a la de discípulo, ¿verdad?



Toda una lucha, por cierto, la que establece la disciplina con la molicie tan aparentemente propia del ser humano. Una lucha de la que todos tenemos noticias a lo largo de cada una de las jornadas de nuestra vida. De ahí que tenga aún mayor valor el hablar de lucha y también de vencer o ganar (¿palabras metidas en el cajón de la no conveniencia) a la pereza.

Cuando uno da ejemplo, como lo hace cualquier profesor de yudo, está educando, está disciplinando. Cada vez que un profesor de yudo se arrodilla frente a sus alumnos en un acto tan ritual como raro –hasta superfluo, para algunas corrientes- lo que hace es educar. Lo hace al comienzo de cada clase y al final de la misma. También hay una lucha, en ello, por recordar lo diferente que es el yudo frente a otros muchos deportes, en ese acto superfluo, ritual, místico… o mágico (quién sabe). ¿Se lucha porque el yudo no se acabe convirtiendo en un fútbol de tatami, por ejemplo?



Hoy día, las clases de yudo –mis clases de yudo- no son como las que impartía hace muchos años. Hace mucho más de lo que me apetece confesar, las clases las organizaba en torno al deseo del niño de medirse a otros –a sí mismo- en acciones de encuentro físico sobre la base de estirones, forcejeos, disputas, mañas, anticipaciones… Me hubiera quedado sólo de no haber evolucionado. Muchos son los niños de nuestros tiempos que rehuyen ese encuentro. No entro en valoraciones que no me corresponden de si está bien o está mal. Yo qué sé. Me limito a dar mi impresión en base a la experiencia propia, que no es poca.

Si bien hoy no es fácil organizar las clases como se hacía algunos lustros atrás, no es menos cierto que el yudo es lo que es. Es decir, que si el yudo no es un deporte de lucha –como estoy tratando de demostrar que efectivamente es- se parece mucho. Hay un acto físico de agarre, de empujar, de traccionar o de estirar una vez se agarra, hay pugna por mantener el agarre, por librarse del agarre del compañero… y todavía estamos hablando sólo del agarre.

Con todo esto no contradigo que siempre he investigado en el juego para mis clases de yudo como fuente principal de aprendizaje. Estoy absolutamente de acuerdo con Piaget y sus ideas de que el juego es el centro de la vida y el medio de aprender conocimientos para los niños. Pero esos juegos deberán ir encaminados al objetivo final y no una simple distracción para no perder alumnos –ojo al efecto guardería-. Es decir, que a fin de cuentas, el juego de la clase de yudo tendrá algo de lucha; lucha por ganar una posición, por desequilibrar al compañero, por llegar antes a un lugar, punto o situación que tiene algo que ver con el yudo, etc. Es que, además, el propio yudo, es, a mi entender, un juego: un juego de lucha. ¿O es que no se lucha en el juego?


Tras haber lanzado estas líneas de reflexión me quedo con que evidentemente hay que hacer atractivas las clases de yudo. Hay que evolucionar e investigar para llevar el yudo a los gustos del individuo en sus circunstancias actuales, por supuesto. Y nunca pretender que sea el niño o el practicante el que adapte sus intereses a los del yudo; está también claro. Pero a ver si por mucho evolucionar se nos olvida de dónde partimos y ya nunca podemos regresar al camino, esa palabra que tanto tiene que ver con nuestro deporte.


Si luchar es esforzarse en aprender, aplicar disciplina (para ser discípulo) y, por tanto, hacer caso al maestro; si luchar es sudar y repetir hasta conseguir dominar gestos deslavazados para llevarlos por lo conveniente; si luchar es crecer, conocerse, respetarse para respetar y ser respetado; si luchar es combinar esfuerzo con diversión; si luchar es perseverar, levantarse cada vez que uno cae –o es derribado-; si luchar es creer en el mayor o el anterior (que también tiene que ver con anciano –hablando de palabras-); si luchar es sobreponerse; si luchar es no cejar; entonces, el yudo es un deporte de lucha.

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editado por...Wladi Martín @ sábado, febrero 15, 2014

2 Comentarios

At 21/2/14 12:12, Anonymous Anónimo said...

Maestro, he leído como siempre tu blog y todo lo que publicas, porque como ya te he hecho saber en otras ocasiones eres uno de los Maestros que,y es opinión personal, más trabajas por tus alumnos y el Judo madrileño. Dicho esto,cuándo creo que debo hacerte un comentario a lo que escribes lo hago (aunque no hagas mucho caso,je,je,je), al menos te hago partícipe de mis reflexiones, así como a los que puedan leer tu estupendo blog.
Me ha parecido interesante la idea que has plasmado ya que yo pienso que cada Maestro, judoka, competidor, etc, puede tener una idea propia de los que es el Judo; o mejor dicho, la "parte" que dicho individuo practica del JUDO. Pero a mi juicio y, al menos los Maestros y altos grados, deberían saber lo que es, independientemnente, de qué les guste a ellos que fuera o la "forma" que les gusta enseñar y/o practicar. Y el Judo estimado Sensei es un GENDAI BUDO, es decir, un ARTE MARCIAL MODERNO JAPONÉS. Recordar que Kano a menos de dos años de su muerte (1936), imagino que a esas alturas de su vida tenía claras las cosas, escribe al líder del Judo inglés en esa época, Gunji Koizimu, y entre otras cosas habla sobre el Olimpismo y el Judo ...Kano le comenta que él es más bien pasivo en ese asunto (contradiciendo a los que defienden , entre ellos la FIJ, que el Maestro Kano estaba deseando introducir el Judo en el movimiento olímpico¡ Pues, vaya entusiasmo !¡ Qué ignorantes!)ya que el Judo NO ES UN MERO DEPORTE, que lo único que podría hacerse al estilo del deporte era una pequeña parte del Judo ... el randori. Este tipo de cosas hoy se puede tener acceso fácilmente por internet, por lo que no entiendo aquellas posturas que defienden cosas que no son ... el Judo es lo que es, independientemente, de lo que uno QUIERA QUE SEAN... seamos dignos y honrados y enseñemos lo que son las cosas (Judo es lo que creó Kano, no lo que creamos nosotros o queremos ... si es así lo honrado sería llamarlo Judo español, europeo, moderno, etc; habría que ver cuánta gente se apuntaba a ese Judo si se lo dijéramos con honradez:¡ Oye, mira, esto es como el Judo pero no es el japonés, no es el de Kano ,es una "evolución" y tal ...¡Me encantaría que los que defiende estas posturas lo hicieran abiertamente!) y no lo que pensamos que son o nos gustaría; eso es "entendible" que lo hagan las federaciones pero creo que nosotros deberíamos de enseñar la verdadera cara de las cosas.

Sin más un abrazo muy fuerte y ánimo Maestro.


José Antonio
Cinturón Blanco-Rojo 6º Dan Judo

 
At 21/2/14 12:29, Blogger Wladi Martín said...

Gracias por tu extenso y valioso comentario José Antonio.

 

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