Escapada a Pelegrina

Si coges la Autovía de Zaragoza (la A4) y vas hasta el kilómetro 118 vas a encontrar una salida a Sigüenza. En dirección a esta localidad, enseguida se encuentra el mirador de Peregrina en el que se dice que fue “eregido” por suscripción popular. Fuese “eregido”, o más bien erigido, por quien fuese, el caso es que hay unas vistas preciosas del río Dulce y de todo el paraje natural conocido como las Hoces del Río Dulce.







Como ya llevaba varios fines de semana sin librarme de mis ocupaciones aproveché que tenía la mañana libre para salir a dar un paseo. Como casi todo el camino es por autopista, la verdad es que se llega enseguida. El caso es que una vez cogida la GU 118 tuvimos que circular bien despacio. Había placas de hielo y zonas con agua-nieve y no llevábamos cadenas. Pero no hicieron falta.





La pena fue haber ido con tan poco tiempo. Hubiera sido una gozada haber recorrido varios pueblos más de la zona, aunque, también hay que reconocer que la climatología no invitaba a pasear por ninguna parte.



El caso es que Peregrina, como es bien pequeño sí que lo recorrimos con cuidadito para no dar un patinazo, porque sus calles estaban literalmente heladas. Al llegar al pie del ruinoso castillo emprendimos el camino de vuelta de nuestro corto paseo. Llegamos entonces al Restaurante Mirador el Paraíso y nos tomamos unos vinillos para entrar en calor. Nos pusieron unos ricos pinchos de morcilla y chorizo y nos animamos a pedir una cazuelita de migas. Es el único bar del pueblo, aunque cuenta con una coqueta casa Rural. Pero, pese a ser el único establecimiento en el que ofrecen un refrigerio al viajero hay que señalar que tiene un salón precioso, con unas vistas espectaculares.