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domingo, septiembre 25, 2005

Entrevista a Justo Gallego; El arquitecto autodidacta

“Las fuerzas las saco de un ideal que tengo”
Como un Bofill de Mejorada, sin título y sin proyecto, el labrador Justo Gallego se entrega a la obra de su vida. Lleva cuarenta años levantando una basílica de enormes dimensiones. A pesar de su edad, trabaja solo la mayor parte del tiempo. Pero trepa por los andamios como un gato y no se constipa pese a la humedad y el frío que soporta a lo largo de sus largas jornadas laborales. Si la mismísima BBC llegó a interesarse por su obra, ahora el MOMA de Nueva York ha editado un catálogo en el que se incluye la popular “Catedral de Justo”
Pregunta. ¿Cómo organiza su trabajo?
Justo Gallego. Todo depende. Si llueve bajo a la cripta. Si hace calor me quedo arriba. No tengo plan de trabajo porque a lo mejo me encuentro sólo. Es raro que venga alguien a ayudarme y si lo hace lo mismo llega a las diez, cuando yo ya llevo aquí casi tres horas.
P. ¿Cuántas horas emplea en este trabajo?
J.G. Ahora muchas menos que antes. He llegado a levantarme a las tres de la madrugada para mover tierras con una maquinaria que me pude comprar.
P. ¿Qué ha sentido cuando su obra ha aparecido en una exposición como la de Nueva York?
J.G. Yo esto lo hago para mí y no tengo por qué estar saliendo en ningún sitio. Me convidaron para ir a Nueva York, una secretaria de un ministro que no sé cuál era. También me han convidado para ir a Valladolid donde llevarán esa exposición. A mí me da igual
(Mira para otro lado y da alguna instrucción a un cuñado que ha llegado para ayudarle. En ese momento se asoman a la puerta entornada algunas personas que desean visitar el templo)
P. ¿Recibe muchas visitas?
J.G. Todos los días y a prácticamente todas horas.
P. ¿Les enseña su obra?
J.G. No, andar no. Les dejo que vayan por donde quieran. Lo que sí hago es hablarles. Tengo que dialogar con ellos.
P. Dicen que ha llegado a tener una visita de la BBC
J.G. ¿De Londres? Sí. También ha estado la casa Real de Bélgica. Y los chinos y los japoneses. De toda Europa y de todo Asia vienen. Y de todo el mundo. Estoy en Nueva York y estoy en Argentina. En la Agencia EFE salieron muchos reportajes también. Es que esto a la gente le encanta. Aunque no entiendan de historia ni de arte, encuentran una armonía muy bella aquí y disfrutan con ello.
P. En Nueva York está en representación de los artistas de vanguardia españoles. ¿Se siente usted artista?
J.G. ¿En representación…? Me han puesto como el “súper”. No hay otro arquitecto como yo; y eso lo ha dicho uno al que le hacen caso todos. Es muy reconocido mundialmente.
P. ¿Se refiere a Harald Szeemann?
J.G. Ah… ¿lo sabe usted? Sí me parece que es ese. Pues lo que diga él, eso es infalible. Él llevó el libro en el que sale la catedral y lo vio el alcalde y el arquitecto municipal y… ¡Bueno! ¡Cómo se quedaron! Y eso que he tenido juicio con el Ayuntamiento en tiempos de Cerquera y lo ganó, claro, porque yo no tenía proyecto. Pero no se atrevía a meterse conmigo porque yo ya tenía mucha gente detrás de mí, del pueblo y de todas partes.
P. Parece ser que ahora están buscando la forma de legalizar su construcción ¿no?
J.G. Y qué pinta ese arquitecto de oficio. Para mí el arquitecto municipal es un arquitecto de oficio. ¿Qué hace ahí? Ahora ya ha doblado la collera y cuando llevó mi sobrino el libro –se refiere al catálogo del MOMA de Nueva York- se quedaron bobos y han estado contra mí. Me han cobrado 50.000 pesetas por la licencia. Me las cobró Cerquera y los municipales llegaron a meter un tractor por culpa de ellos. Menos mal que ahora está este alcalde que, como es del pueblo, es muy bueno y me ha perdonado. Este alcalde está muy contento y trae una expedición de Alemania. Me ha perdonado, pero debíamos de ir a la Comunidad a pedir dinero, porque yo estoy dándole vida al pueblo.
P. ¿Qué dice la Diócesis entre tanto?
J.G. Dale con la Diócesis. Si la Diócesis no tiene que ver nada; si esto es mío. La Diócesis no le puede dar dinero a un señor particular. ¿No lo comprende?
P. Pero tampoco reconoce su obra como catedral
J.G. ¡Que no! Yo tengo un testamento y cuando me muera será para ellos. Entonces el obispo o quien sea decidirá si es catedral o lo que es; cuando consagren el templo. Hasta entonces la Iglesia no tiene nada que ver.
P. ¿De dónde saca las fuerzas para llevar adelante su trabajo?
J.G. Las fuerzas las saco de un ideal que tengo. Además, después de trabajar en la obra doy sermones. Doy el Evangelio hablado. La gente me pregunta cosas, porque no se deciden en la vida y están llenos de aburrimiento. Yo les tengo que levantar el ánimo.
P. Háblenos de la distribución de la catedral.
J.G. Yo quiero hacer una basílica como la de San Francisco El Grande. Pero también me gustaba un castillo; me gustaba “la culatina”. Pero eso se me complicó y empecé a hacer un crucero con la cúpula y su ábside. Las torres que lleva me encantan y las pequeñas por fuera como en un castillo son muy hermosas también.
P. ¿De qué superficie total hablamos?
J.G. De 8.000 metros cuadrados de parcela, sin contar la cripta y todo lo construido. Luego está la biblioteca, una sacristía grande, cuatro viviendas, salones de dos o tres mil metros en dos plantas, un baptisterio y la cripta.
P ¿En qué año comenzó?
J.G. Pues llevo cuarenta, así es que en 1961 sería.
P. ¿De dónde ha sacado todos los conocimientos?
J.G. Estoy como al principio. No he aprendido nada. A mí el estudio me aburre.
P ¿Pero ha sido usted albañil?
J.G. No; yo he sido labrador como mi cuñado que a veces me ayuda. Yo cuando algo me gusta no paro hasta que lo consigo. Es que hay que ser constante, si no es imposible descubrir nada.
P. Tiene usted falsas vigas, vigas cruzadas y unos pilares que no se nos ocurre ni cómo los ha subido…
J.G. Pues a mano los he subido.
P. ¿También ha sido religioso?
J.G. Estuve seis años en el Císter por motivos de salud.
P. ¿A quién le va a dedicar esta obra?
J.G. A la Virgen del Pilar. Bueno, y al pueblo aunque se la deje al Obispado para que haga una parroquia.

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editado por...Wladi Martín @ domingo, septiembre 25, 2005