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domingo, octubre 16, 2011

La gran ocasión de los caballeros andantes

Hubo un tiempo de honor, dicen. Lo hubo también de pudor, de respeto, de esfuerzo y de mucho vivir… por lo próximo de la muerte.

Yo me creo que algo de eso hubo, pero que esos tiempos se han venido a tamizar. El paso del propio tiempo ha actuado de filtro para dejarnos su poso lleno de grandes palabras habiendo desaparecido otras, no menos grandes pero de signo contrario, como la mezquindad, la envidia, la codicia…

“Es difícil entrever una aventura por sus comienzos –dijo el mago-. La grandeza nace pequeña. No deshonres tu fiesta ignorando lo que en ella ocurre. Así son las normas de la caballería andante”.

Nos lo cuenta el Nobel John Steinbeck en su obra Los hechos del rey Arturo que elaboró sobre textos de sir Thomas Malory y otros: El libro negro de Caermathen, el Libro rojo de Hergest, el De Excidio Briteanniae de Gildas, etc.

En todos se narran historias que todos conocemos o a todos nos suenan; historias irrepetibles. Son hazañas de caballeros que sabían lo que tenían que hacer y simplemente lo hacían. Se batían por su honor o el de alguna dama, socorrían a campesinos o a damas a quienes aquejaban peligros de los que no sabían o podían defenderse. Otros tiempos.

En los nuestros, quizás sea difícil entrever si estamos en el comienzo de una aventura como advertía el mago Merlín. José Luis Sampedro –otro mago Merlín- nos advierte visionario que el mundo cambiará y será irreconocible dentro de veinte años. Yo, tal vez lo vea. Él ya lo ha visto.

Pero no será, sin duda por los caballeros andantes… o tal vez sí. Tal vez los caballeros andantes se hayan agrupado en grandes contingentes y se camuflen en el pueblo llano. Tal vez no tengan caballo pero sí dispongan del medio de seguir levantando a la gente de su sillón y ponerlos de su lado en esta cruzada que se sigue intentando maltapar e ignorar sin ningún éxito. Afortunadamente.

Esta es la ocasión de subvertir el orden impuesto que resultó el principio del fin; resultó no ser tal orden. Es la ocasión de impedir que se enmiende el sistema que se autodestruyó y que los poderosos están empeñados en arreglar para seguir siendo más poderosos, para no acabar con el hambre, ni con la ignorancia, ni con la pobreza.

Se habla de refinanciar los bancos cuando aún recordamos el comienzo de este mare-magnum. Se hastiaban de decir que simplemente era una crisis financiera… ¡tranquilos! Luego resultó algo más serio. Pero se quiere reparar el primer agujero del problema para dejarlo tal cual estaba. Se habla de sujetar el sistema cuando éste ha demostrado estar viciado desde su concepción. Se insiste en que ‘todos’ hagamos un esfuerzo para volver al sistema corrupto que propició este desmadre.

Pues no.

Ya que se ha de hacer un esfuerzo por parte de ‘todos’ (¿es que no se está haciendo ya?) que sea para lo que pudo haber sido y no para volver a la mierda que ahora nos llega a las orejas. Que los que se han enriquecido y ahora ni siquiera se sonrojan paguen lo que han hecho. Esa es la oportunidad que no queremos perder algunos. Ya no hay abundancia para que se trate de un comentario de cafetería y cada uno a lo suyo. Una simple anécdota.

Hacía tiempo que algunos hablaban, antes de reconocer la crisis financiera, de otra, incluso más preocupante: la crisis de valores la llamaron. Seguramente una no se entiende sin la otra y ahí nos pillan a todos; hasta a los caballeros andantes. Quien más y quien menos, sacó cacho del puesto que ocupaba sin darse cuenta de que el delito, la falta es la misma y no vale cuantificarla para quedar impune. Por esa regla de tres hemos llegado donde hemos llegado. Si sólo cogí un paquete de folios de mi oficina seguramente fue porque no tuve nada más a mi alcance. Otros lo tuvieron y se lo llevaron con la misma impunidad que el oficinista. Ahora no hay folios para nadie.

Lo malo es quién arregla esto ahora. El más honesto empieza a ser el que menos tienen para llevarse. O en su defecto, el que deja algo pudiéndose haber llevado más.

Pero tal vez sea verdad que el paso del tiempo volverá a tamizar todo esto. Pasará el tiempo y con él pasarán las grandes palabras por el filtro quedando las que más representen estos tiempos que nos ha tocado vivir y que, tal vez -decíamos- sean el comienzo de la aventura.

“Te portaste como un caballero –dijo Merlín-. A todos, en alguna parte del mundo, nos aguarda la derrota. Algunos son destruidos por la derrota, y otros se hacen pequeños y mezquinos a través de la victoria. La grandeza vive en quien triunfa a la vez sobre la derrota y sobre la victoria”.

editado por...Wladi Martín @ domingo, octubre 16, 2011